Diciembre es tiempo de reflexiones y balances, que comienzan por uno, pero que indefectiblemente se extienden al entorno y a la sociedad en general. Al tono con los tiempos que corren, Bernardo Neumann compartió con PRIMERA EDICIÓN muchas de las experiencias que durante este año marcaron su vida y su carrera.Obviamente aún está latente en él la satisfacción de haber pintado en vivo durante dos noches en el 47º Festival Nacional del Litoral, obras que fueron sorteadas entre quienes adquirieron un bono a beneficio de un hogar de adultos mayores y “El Refugio de Animales”, que entregó personalmente, apadrinado por autoridades municipales, a quienes agradeció la oportunidad.Pero no dejó de lado el orgullo de haber sido convocado por la Universidad Lucian Braga, de Rumania, para formar parte del 17° Salón Internacional de Fotografía, auspiciado por el Ministerio de Cultura y la Juventud de aquel país.“Estamos hablando de unas 2.500 fotografías de alrededor del planeta, para las que se otorgan distintos premios en distintas categorías y mi aporte fue desde el punto de vista artístico”, explicó.Experiencia que no quedó sólo en su persona, porque de allí trajo la invitación de la directora de Cultura y la Juventud y coordinadora general del evento, Liliana Popescu, para un intercambio y trabajo conjunto con el Parque del Conocimiento y la Subsecretaría de Extensión Universitaria.“Para mí es un verdadero honor, siempre digo, tal vez esté exagerando por la alegría que me produce pensar de dónde vengo y un día estar sentado en una mesa de esas características, junto a gente que produce arte de todo el mundo, estar ahí y formar parte es algo grande”, confió el artista.“Vengo de la chacra, de trabajar y que en un momento te llegue un mail, en el que te inviten a ser jurado internacional, te llena de emoción y quiero que trascienda a los jóvenes, no importa la cuna, se puede, es cuestión de ponerle voluntad, de ponerle trabajo, de hacerse camino, a mí no me fue fácil en la vida, fue muy difícil, pintar carteles, cargar garrafas… pero hoy está la recompensa”, describió.Y haber traído la posibilidad de este intercambio “me parece muy provechoso, porque no conocemos en absoluto la cultura de esa zona de los Cárpatos, muy particular, con superposición de actividades, distintos elementos que representan diferentes pasos generacionales, y nuestra civilización tiene todas sus raíces en aquella zona, donde se encuentran cada vez más vestigios”, añadió Neumann.“Es necesario que se tome conciencia que tenemos un mundo globalizado pero que a través del arte se puede comunicar, lograr intercambios, enriquecer, nos podemos enriquecer todos; la gente se puede interesar y llegar a leer cosas que de otra manera pasa por alto”, apuntó.Y agregó que el entablar contactos como argentinos y lugareños con otras culturas “me parece muy rico, allí se encontraron vestigios de luchas anteriores, conocer el porqué del conde Drácula, que no es el personaje que lee todo el mundo, sino que es un héroe nacional, como es nuestro San Martín, todo eso es importante que se conozca, se sepa y que se tenga un fundamento cuando se habla, personalmente me es muy positivo desde el punto de vista docente, porque puedo hablar, por ejemplo, de la iconografía, de la arquitectura, de las iglesias fortificadas, de tantos temas por el conocimiento que obtuve por estar ahí y transmitir eso a mis alumnos, talleristas me parece muy valioso; hay cosas que no están en los libros, hay que verlas”.“Toda la ciudad de Sibiu es un patrimonio cultural, cómo se preserva, cómo las agresiones por parte de los grafiteros no existen, principalmente porque existe una conciencia turística; los eventos culturales son muy grandes, encuentros de ballet, de coro, de teatro… La importancia y la trascendencia que le dan al arte es maravillosa”, destacó.“Hay construcciones geniales, que datan del 1600-1700 y están habitadas y nosotros tenemos nuestras ruinas jesuíticas, de entre el 1500 y 1600 y no queda nada”, comparó.“Estuve también en Lisboa, una ciudad que me sorprendió, por lo grande, lo moderna y, por otra parte, la historia que tiene, la lengua, la plaza del comercio, no hay que olvidar que fue una de las grandes potencias descubridoras y comerciante, entonces allí se concentraban todos los navegantes a intercambiar especias, entonces está llena de historia y de riqueza arquitectónica”, apuntó.Además, “los desniveles, los medios de transporte, todo hace al atractivo y sería muy bueno inspirarse y adecuarlo a nuestra realidad”, subrayó.E hizo hincapié en como “quien tiene un enorme poder adquisitivo deja su legado a la sociedad de por vida, adquiriendo de obras de arte, colecciones, algo que en Argentina tenemos muy poco y en Posadas no existe gente que compre obras de artistas misioneros o regionales para dejarlas como legado para la posteridad”.Hay que ser conscientes que “gracias a los elementos que quedaron tenemos una idea de lo que fue la cultura anterior”, recalcó.Para cerrar su gira por Europa, el artista misionero estuvo en Tenerife, donde participó de la presentación de “Guasimara en la tierra roja”, filme que se rodó en Misiones y en el que tuvo un papel.“Es una ciudad moderna con un casco histórico también, con un movimiento cultural muy importante” dijo y recordó los relatos de piratas y tesoros, que leía de joven, muchos de los cuales se inspiraron en esta isla, donde todas esas aventuras se potencian mucho más, porque al tratarse de un territorio volcánico está lleno de cuevas, que crean un clima muy mágico, independientemente de la vegetación, que proviene del Terciario y la topografía, hacen un paisaje soñado.Además, el volcán Teide, “que para los geógrafos debe ser un libro abierto y que da la real dimensión de la potencia destructiva que tiene, se puede ingresar al cráter y es emocionante, ves a tu izquierda 200 metros de piedra caliza, avanzás y se observa cómo la roca fundida está en capas superpuestas, y permite darse una idea del calor que hubo, más adelante tenés algo blanco, que parece el paisaje lunar y no es otra cosa que piedra pómez; en otros lugares el hierro aflora y el paisaje es rojo Marte; vivir estas cosas es una fuente de inspiración en cuanto a los colores, los verdes no son los nuestros, los ocres son muy diferentes, sólo falta que se sienta el olor a azufre, se puede hacer una lectura soñada”, descolló.“Para mí los viajes son muy movilizadores, pero no quiero quedarme en eso, sería egoísta, sino de alguna manera transmitir y sobre todo movilizar a la gente que tiene la responsabilidad de la conducción de poder sacar algo en cuanto a dar importancia a algunas cosas que por ahí no estamos haciendo, por ejemplo, potenciar las cuestiones culturales pero desde el punto de vista netamente artístico y de la naturaleza, sin sobrevaluar ni menospreciar lo que tenemos, tenemos mucho, lo que tenemos que hacer es saber cómo comercializarlo, cómo insertarlo, lo otro es ser lo suficientemente conscientes de q
ue cuando se vende algo no se puede hacer solamente en español o portugués”, juzgó.“Tenemos que abrirnos al mundo, si pensamos en que nuestro futuro está en vender arte, naturaleza, vivir de nuestros recursos naturales, no nos podemos cerrar. Somos un punto neurálgico para la cultura, pero no podemos mirar hacia adentro y decir no, nosotros formamos parte de un todo, y ese todo tiene distintos lenguajes, tiene distintas manifestaciones, miradas y a eso tenemos que apuntar; preservar lo nuestro, no significa en absoluto defenestrar aquello o aquellas culturas en las cuales manejan otros idiomas”, finalizó.





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