Con la celebración de la Nochebuena y la Navidad, son muchos los mensajes y buenos deseos que se formulan al respecto, por ese motivo y sin perder de vista que se trata de una conmemoración del mundo cristiano, PRIMERA EDICIÓN habló con el obispo de la Diócesis de Oberá Damián Bitar para reflexionar sobre su sentido. ¿Cuál es el mensaje esencial de esta fiesta?La Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús, anunciado por los profetas como Emanuel, que significa Dios con nosotros. Es tan importante este acontecimiento que lo “festejamos”. Nos reunimos en familia, encendemos luces, nos saludamos diciendo “feliz Navidad”. Sin duda es la noticia más grande y más bella para la humanidad porque su nacimiento (vida, muerte y resurrección) da sentido a nuestra vida. A partir de Jesús dejamos de ser “vagabundos” y comenzamos a ser “peregrinos”: Sabemos de dónde venimos y hacia dónde vamos, más aún, Él camina con nosotros para disolver nuestros miedos y para que nadie se sienta solo en la marcha de la vida.¿Puede una persona o una familia que pasa momentos de dolor, por ejemplo el fallecimiento reciente de un ser querido, saludarse diciendo “feliz Navidad”?Nadie duda que el abrazo de la medianoche, cuando falta un ser querido no es fácil, pero es abismal la diferencia entre quien abre su corazón a Jesús y quien le cierra la puerta. Siempre me gusta decir en estos días: feliz nacimiento de Aquel (Jesús), que quiso nacer para morir, para que nosotros al morir, viviéramos para siempre. Por eso aún en el dolor natural de quien extraña a un ser querido, se puede decir Feliz Navidad. Es una auténtica profesión de fe que da sentido a nuestra vida, que nos abre a una esperanza cierta: la vida a partir de Jesús dejó de ser curva hacia la muerte y pasó a ser camino hacia Casa. Indudablemente esto no es “automático”, esto no se compra, exige apertura de corazón. Por eso en Navidad somos llamados a recibir la “visita” de Dios en la persona de Jesús, a darle lugar, a armar el pesebre para esperarlo.




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