Estar saturado, agobiado, anulado, al límite de estallar, sentimientos frecuentes en diciembre, un mes sazonado por el trajinar del año que se obstina en ir de la mano con el “Síndrome de Burnout” o “Síndrome del quemado” y, para evitarlo, nada mejor que escuchar al organismo, pues no es ni más ni menos que la tensión constante que no permite reponerse y que puede derivar en mayores trastornos a la salud.“El Síndrome del quemado es el punto final o el corolario de un proceso que lleva tiempo, un proceso crónico”, dijo a PRIMERA EDICIÓN la médica psiquiatra Carolina Cobas. Y añadió que “sucede porque a lo largo del año nos vamos agotando, nos vamos cansando, por ahí aparecen mayores demandas, siempre dependiendo del tipo de trabajo que uno desempeña, un docente, por ejemplo, que tiene que corregir, tomar exámenes” puede estar más expuesto.Básicamente porque existen “factores que favorecen el desgaste y ausencia de protectores, que dependen tanto de la persona misma como del medio”, sostuvo la especialista.En este contexto, Cobas recomendó, en lo posible, “buscar un ambiente saludable e intentar tomar distancia emocional de las situaciones que nos tocan vivir. Poder separar el ambiente laboral y preservar los otros espacios”.Estar atentos y protegerse Para ello será imprescindible “tomar conciencia de qué es lo que me está generando malestar, poder tramitarlo, en consulta con compañeros o terapia. Además de otras cuestiones, que tienen que ver con el autocuidado, una alimentación saludable, actividad física aeróbica sistemática, realizar actividades que no estén relacionadas con el trabajo, de servicio, tener un grupo de esparcimiento, que no esté relacionado con el ámbito laboral”, subrayó. “Tener espacios de supervisión, trabajar en equipo, en el caso de docentes, saber que tu compañera te apoya, que tu directivo te apoya”, son buenas alternativas aseguró.E hizo hincapié en que “en todos los casos el desgaste puede aparecer por un problema o problemas que no se puedan resolver, relacionados con las personas que están por debajo, en el mismo nivel o sobre nosotros en jerarquía y surge por percibir, de una manera crónica, demandas que superan la capacidad de afrontamiento”, confió.Llevar el mundo sobre los hombrosEs “percibir que el mundo se me viene encima y yo no tengo con qué hacerle frente, por ahí se es competente, pero se siente tanta falta de energía que parece un imposible y cosas que antes hacía con total competencia de repente empiezan a no interesarme o a evitarlas”, describió.Y entre los síntomas mencionó dolencias físicas, como “cefaleas, hipertensión, aumento del colesterol, cansancio, fatiga, alteraciones en el sueño, en el apetito”. También emocionales, “irritabilidad, sentimiento de frustración” y cognitivos, “relacionados con la incapacidad de tomar decisiones, pérdida de concentración, trastornos de la memoria, dificultades en las relaciones interpersonales, desencanto de la profesión”.“Este síndrome afecta a gente que trabaja con gente y para su prevención todo el tiempo hay que estar autoobservándose, por eso el primer punto es detectar qué es lo que me genera malestar”, aportó la psiquiatra.De allí que es imprescindible, “cuidarse a uno mismo, con actividad física, tiempo libre, recreación, actividades que tengan que ver con el arte, vínculos sociales, redes de apoyo, familia, amigos; también de uno mismo, por lo que pasa a nivel incosciente, por eso está buena la autoobservación, porque a veces nos boicoteamos con ciertas cuestiones o pensamientos negativos, o nos queremos meter más allá de nuestras competencias o capacidades, es bueno darse cuenta de que hasta acá llego, esto es lo que puedo hacer; con los otros, buscando redes no relacionadas con el trabajo y otras que sí; y de los otros, porque en el contexto hay personas y situaciones que no nos favorecen”, recomendó.“No hay que esperar a las vacaciones, es algo que hay que hacer sistemáticamente, el cuidado, las actividades, visualizar qué es lo que me está molestando, ponerle un límite. Incluso en muchos lugares del mundo se plantean actividades como yoga o meditación para mejorar la productividad, reducir el ausentismo y las tardanzas”, finalizó Cobas.Algunos síntomas• Efecto “niebla confusa”. El estrés a tope puede provocar la sensación de tener el pensamiento aletargado. La memoria poco efectiva también es un indicador.• ¿Adicción al café o al azúcar? La necesidad de estos dos elementos puede advertir sobre la falta de energía, en particular cuando la resistencia al estrés es deficiente.• Caídas y alzas de energía corporal durante el día. El estrés puede causar problemas en el balance de azúcar en sangre.• Baja autoestima. Poca realización personal. Síntomas de despersonalización.• El exceso de estrés puede provocar dificultad para despertarse por las mañanas debido a un problema glandular al segregar la hormona cortisol.• Estar cansado a pesar de dormir las horas mínimas recomendadas. • Tener ganas repentinas de comer algo salado. Lo que los médicos llaman “desequilibrio electrolítico” puede provocar los antojos de alimentos con sal.• Resfriados o gripes frecuentes con fiebre. Al tratar de generar un balance hormonal, el cuerpo prioriza las hormonas del estrés por sobre la función inmune.• Mareos al ponerse de pie, relacionados al estrés crónico.• Poca tolerancia o resistencia a situaciones estresantes.• En el caso de las mujeres, puede provocar ciclos menstruales irregulares.





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