Desde el brutal asalto que sufrió el Juez de Paz de esta localidad a manos de una banda de delincuentes armados se ordenó desde la Justicia una custodia en su vivienda. Tal como se informó ayer, el magistrado Luis Ricardo Alcaraz (79) vivió una verdadera pesadilla cuando la gavilla irrumpió en su vivienda y lo torturaron para robarle dinero y joyas.Por si fuera poco, los ladrones lo secuestraron con el objetivo de que retirara más efectivo de un cajero ubicado a 350 metros de su domicilio, ubicado en plena zona céntrica de San Ignacio. La sagacidad del juez para hacerle una seña con su rostro a una mujer policía que hacía guardia en un local bailable fue fundamental para que los malandras desistieran de su actitud y se dieran a la fuga. Pocas horas después cuatro sospechosos fueron capturados por los uniformados locales, en un barrio situado en las afueras de ese mismo municipio. Se lograron recuperar numerosos objetos pertenecientes al damnificado, no así las joyas de oro valuadas en 40 mil pesos (parte de una herencia materna y que la víctima calificó como de ‘gran valor afectivo’).Cabe recordar que Luis Alcaraz fue presidente de la Liga Posadeña de Fútbol durante 16 años. Excarcelado en Buenos AiresEl presunto líder de la banda que perpetró el salvaje asalto al juez de Paz, en los primeros minutos del domingo pasado, tenía entre sus pertenencias un certificado de excarcelación emitido por un Juzgado Penal de la provincia de Buenos Aires, al parecer por delitos contra la propiedad, confiaron fuentes oficiales. Llamativa frialdadComo publicó PRIMERA EDICIÓN, fue muy llamativa la frialdad con la que se manejó en todo momento el supuesto cabecilla de la banda de asaltantes. Para ello bastan algunas frases del ladrón, que fueron recordadas por el damnificado en una entrevista exclusiva, como ser: “Cuando le dije al líder de la banda que era juez, ni se inmutó. Me contestó sonriendo: ‘Ahora te voy a meter cuatro balazos y no dos’. Luego y cuando íbamos al cajero me amenazó al decirme: ‘No intentes hacer algo en la calle, nada de locuras porque hay balas para vos y para el que intente meterse’”. Otro accionar terrorífico fue cuando le dijo al magistrado que se cambie la ropa, porque “así todo ensangrentado no te vamos a llevar por la calle”. “Saludaba tranquilamente”“En el camino el sujeto que me llevaba amenazado, con la pistola presionada a mis costillas, saludaba a la gente porque algunos lo conocían, se manejaba con una impunidad increíble. Eran las doce de la noche pasadas y la zona céntrica estaba llena, menos mal que vi a una mujer policía que me conoce y le pude hacer una seña”, contó el juez en la entrevista que fue publicada ayer por este Diario.





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