El Adviento es un tiempo de espera privilegiada de la venida del Señor. Cada vez que nos preparamos para celebrar la Navidad, estamos atentos al mensaje de Dios en la vida personal y la vida social.Es una ocasión para recordar que Dios sigue hablando al pueblo, así como lo hace desde hace miles de años, desde el principio de la humanidad. Es una circunstancia especial para escuchar la voz de Dios en nuestras vidas. La Biblia está llena de mensajes, donde Dios habló a su pueblo en los momentos claves de su historia. Los profetas han anunciado la novedad y la esperanza de Dios en medio de las adversidades. A la vez, denunciaron las injusticias y los atropellos contra el pobre y el desvalido. Ellos apostaban a una vida centrada en Dios, por encima de tantas situaciones particulares.En este Adviento que nos toca vivir es bueno que nos preguntemos: ¿cómo Dios nos sigue hablando en este siglo XXI? ¿cuáles son los mensajes de esperanza que nos revela en este tiempo de Adviento? ¿cuáles son las injusticias, de las que Dios nos tiene que liberar? Dios habla hoy a una sociedad que está llena de individualismo, que no permite ver las necesidades del hermano. Frente a tantas olas migratorias, pobreza y hambre que padecen nuestros hermanos en otras partes del mundo, ojalá nos mueva a superar la indiferencia para lograr una mayor fraternidad y comunión basada en el amor.Dios habla a nuestras familias que viven la crisis de la secularización y los valores de la comunión, por encima de la búsqueda de las comodidades personales. Dios nos habla de la importancia de vivir la fe y la esperanza tanto en los momentos buenos como en las ocasiones difíciles que experimenta la familia. Dios habla a los jóvenes animándolos a una vida sana que permita sostener el futuro de la sociedad con su entrega, esfuerzo sincero y trabajo eficiente. Hoy en este Adviento nos invita a dejar atrás tantas esclavitudes como la droga, el alcohol, la vida fácil etc.En estos tiempos de tantas confusiones que nos presenta la política internacional, Dios viene a hablarnos de la necesidad de una mayor integración y comunión entre naciones. Las riquezas que el Señor nos regaló son bendiciones para compartir y no para interceptarlas dentro de las fronteras geográficas de las naciones.Dios habla en este Adviento a las economías mundiales para que sean estructuras de transformación y liberación de la humanidad. Su implementación debe fortalecer la visión de trabajo que dignifica a todo ser humano, una actitud de fraternidad que lleva a un compartir generoso y responsable, permitiendo a cada ser humano a que sea protagonista activo de su destino.Dios nos invita a fortalecer la vida de fe, siendo personas capaces de enaltecer el valor de la fe en Dios y la confianza en la Divina Providencia por encima de nuestras capacidades de progresos económicos que cada uno puede generar con su trabajo.Dejemos pues que Dios hable a cada corazón, a cada familia y a cada pueblo y nación. Que centremos nuestra vida en torno a la Palabra de Dios que nos habla y la oración personal que nos hace escuchar la voz de Dios. Que la contemplación del misterio de la Encarnación nos ayude a hermanarnos cada vez más en el amor, la fraternidad y la entrega generosa.Que el amor de ese Dios que viene a nacer en el seno de nuestra sociedad, sea el ejemplo de entrega y solidaridad para todos nosotros. Que abramos las puertas de nuestros corazones a la escucha de la voz de Dios y ampliemos nuestras fronteras para favorecer el encuentro con el hermano.





Discussion about this post