Su imagen <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/234219/mujer-freno-a-las-topadoras-que-allanaban-su-establecimiento-de-citr.html">sentada enfrentando a las máquinas recorrió el mundo. El video difundido por PRIMERA EDICIÓN</a> se volvió viral en pocos minutos. Sin embargo, hasta ahora poco se sabía de ella. De esa valiente mujer que defendió “sus plantas y el esfuerzo de toda la familia”. Hasta hoy nada se conocía de esa “brava dama” que no soportó ver cómo un grupo de funcionarios nacionales intentó arrancar el trabajo de años, buscando erradicar el HLB, una enfermedad que está haciendo estragos en la citricultura misionera. Norma Isabel es su nombre. Aunque muchos la deben reconocer como la “mujer que se sentó en su plantación para frenar los embates de la topadora que amenazaba con tumbar todas sus plantas”. Impotencia y broncaIsabel (así prefiere que la llamen) es docente, pero hace más de 20 años que dejó esa profesión para acompañar a su marido, Ricardo Ranger, en la chacra. Su esposo es uno de los principales productores de cítricos en la provincia y con su empresa da trabajo a más de 60 personas. La familia se completa con dos hijos, uno es Alejandro (24 años), quien también trabaja con los cítricos, y la pequeña Estéfani (15) que concurre a la escuela secundaria.“Me salió de adentro, hasta se me fueron palabrotas, por eso quiero pedir disculpas por eso. Fue un momento muy feo, porque me acerqué a la máquina y los funcionarios me trataron muy mal”, recordó Isabel sobre el episodio que aconteció el pasado lunes, cuando los empleados del Senasa y efectivos de Gendarmería ingresaron al predio con una retroexcavadora, con la misión de erradicar todas las plantas cítricas de 70 hectáreas. Situación que primero impidió Isabel con su actitud y luego fue frenada por una orden del Juzgado Federal de Eldorado.“Antes de sentarme -siguió- vi que tenía mucha gente alrededor que estaban en plena tarea y por eso tomé esa decisión. Pensé en todo el esfuerzo que hacemos día a día y que era injusto que destruyan plantas que no están enfermas”. “Me acerqué a la retroexcavadora y tanto fue el desánimo que tenía adentro y la impotencia de ver cómo Gendarmería estaba parada allí sin hacer nada, que no pensé, me senté frente a la máquina y empezaron a venir los efectivos, encima los funcionarios del Senasa estaban pidiéndome que me levante y les dije que no lo iba a hacer hasta que venga el abogado y me leyera los papeles que tiene, pero éste nunca vino hacia mí”. “Me acerqué e intenté hablar con él, quería que me explique por qué querían erradicar nuestras plantas, si estaban sanas. Pero me dijo que no tenía derecho a reclamar nada, entonces me corrí a un costado porque quería filmar y ahí noté que no se escuchaba nada, me acerqué otra vez, pero volvió a hacer señas para que me saquen. Cada vez que los gendarmes venían hacia mí, yo me alejaba. Una vez más me acerqué al abogado para que me leyera el dictamen. Pero su respuesta fue: ‘¿Usted quién es para pedirme eso?’. Respondí que soy la dueña. Y me contestó algo así como ‘qué me importa’. La burla de ese día no tiene nombre. Si uno es funcionario público y tiene jerarquía, debe ser idóneo. Pero la actitud de burla y de avasallamiento que tenían era impresionante, en cambio los gendarmes se portaron muy bien conmigo, en ningún momento fueron agresivos, es más, en todo ese tiempo, que fue muy largo, los gendarmes querían traer personal femenino”, afirmó la productora.Dos horas de tensiónIsabel relató que estuvo sentada como dos horas bajo el sol, mientras todos intentaban sin éxito convencerla de que se levante, pero “yo les dije que no iba a hacerlo, entonces los gendarmes también quisieron intermediar con el abogado, a quien yo exigía que me leyera el porqué de ese atropello”.Para ese entonces, ya cerca del mediodía “ y cuando ya había pasado todo”, Isabel no paraba de pensar cómo se atrevió a enfrentar a la retroexcavadora y a los agentes porque “yo soy una persona pacífica, pero me sentí impotente al ver tanta injusticia”, admitió.Reconoció: “Siento tanto amor por las plantas, porque son parte de mi vida y nosotros nos dedicamos a esto. Para producir y cumplir con toda la parte tuve que hacer un curso teórico y práctico y rendirlos con el Senasa. Aprobé ambos para monitorear la quinta, porque nosotros somos los primeros custodios de esas plantas, ya que vivimos de eso y generamos trabajo genuino todo el año”. “Cada semana recorro toda la chacra, de punta a punta para monitorear todas las plantas. Con mi familia hacemos un trabajo con mucho amor, dedicación, pero también con capacitaciones, no improvisamos en nada porque hay muchísimas familias que dependen de nosotros ”, dijo la productora.IndignaciónTanto Isabel como su esposo Ricardo sostienen que cuentan con las certificaciones del Senasa que ratifican sus dichos con respecto a que las plantas están sanas y no infectadas con HLB. La familia Ranger indicó que cumplen con todos los requerimientos: “Tenemos una trampa amarilla, por el monitoreo que estoy realizando en la quinta para detectar la famosa diaforina, que hasta el momento nunca nadie encontró, ni del Senasa ni yo. Además tengo trampas ubicadas en todo el borde de la quinta que reviso cada semana y nunca se encontró ninguna diaforina. Y en otro sector de la quinta, que está también bajo el mismo objetivo del Senasa, contamos con plantas que algunas tienen frutas, otras con floración y son plantas sanas, de muchos años”, concluyó.




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