Señora Directora: Sólo restan seis semanas para que concluya el año y numerosas personas e instituciones comienzan a hacer cuentas de lo que sucedió (o les) durante 2016. El que, evidentemente, ha sido un periodo difícil y donde hubo un cambio profundo en lo político, económico y social. A ello acompañó un retroceso en todos los indicadores de crecimiento y no abona a perspectivas florecientes para 2017. Empero, el discurso oficial insiste en un optimismo que sólo parece una continuidad de la campaña electoral y no las declaraciones de funcionarios en gestión. Claro que a medida que pasan los meses se ha ido corriendo un poco más lejos la meta de esa mejora apuntada y sostenida, que resiste en manifestarse.Pero también en esta época, se comienza pensar en el próximo año y a hacer correcciones y previsiones. Por eso, espero y hago votos para que en 2017 se concrete ese paso anunciado hacia adelante y, principalmente, que haya una recuperación para todos los sectores más desprotegidos de la sociedad que siempre son los que peor sufren las consecuencia de las políticas del Estado.Son esperables algunos cambios necesarios e indispensables en razón de que el peóximo es un año electoral y en estos casos las medidas de gobierno, en general, apuntan a ganar electores y a lograr el mayor éxito comicial posible. Aunque, claro, no puedo ser optimista a la luz de lo que viene haciéndose, pero ello no me hace perder la esperanza de que finalmente las cosas cambien y que el gobierno responda a las expectativas que generó y lo ubicó en la posición que hoy se encuentra.De otra manera, será difícil dar vuelta la página.





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