De la misma manera que las grandes ciudades cuentan con carteles de señalización y semáforos, que cumplen la función de ordenar el tránsito, una familia necesita pautas para ordenar la convivencia y que esta sea armoniosa.Utilizando la imagen del semáforo, si solamente se enciende la luz roja, es decir que a nuestros hijos siempre les decimos que no (que “no puede”, o “no debe”, o “no hay”), cuando lleguen a grandes serán personas con una alta cuota de inseguridad. Y, de la misma forma, si se enciende la luz verde todo el tiempo, si a nuestros hijos les permitimos hacer lo que quieran, sin límite alguno, como adultos probablemente no respetarán nada.¿Recordás qué te decían en casa cuando eras chico/a?La mayoría de las personas tienen en su mente una idea negativa de los límites, lo ven como algo que las achica y las limita. Nada más lejos de la realidad porque, muy por el contrario, los límites nos liberan y nos expanden.Si es tu intención, como papá o mamá, criar a tus hijos con seguridad y libertad, sabé que necesitás ponerles límites claros. Esto consiste en explicarles que, independientemente de nuestra edad, hay ciertas cosas que nos están permitidas y otras que no nos están permitidas porque tienen consecuencias malas. Aquí podemos incluir engañar, robar, golpear o maltratar a otro.Los niños que crecen con un marco de límites, cuando llegan a grandes, tienen la libertad y la tranquilidad suficientes como para saber cuándo deberían decirle que sí y cuándo deberían decirle que no a algo o a alguien. Tal capacidad nos convierte en personas seguras, que no se dejan llevar por lo que los demás digan o hagan.Para vivir en estos tiempos que corren necesitamos tener tanto seguridad como determinación con respecto a todo aquello que deseamos lograr y al lugar hacia el cual nos dirigimos. A esta postura frente a la vida se la denomina asertividad. ¿Cómo es alguien asertivo? Por lo general, es una persona que jamás se detiene a mirar a los demás, que no se compara con nadie, sino que se concentra en ocuparse de sí mismo y alcanzar sus metas y objetivos. Enseñales a tus hijos a no competir con los otros, sino a superarse a sí mismos a diario.Estas son dos maneras saludables de establecer límites sanos en nuestra propia vida:Decirle “sí” a lo que quieroLas oportunidades son para que las tomemos y las aprovechemos en nuestro beneficio. Pero deberíamos creernos merecedores de ellas, buscarlas activamente, es decir generarlas, y reconocerlas para no dejarlas pasar. En eso consiste el ganarnos nuestro propio espacio y el tomarnos con seriedad la tarea de mejorarnos.Decirle “no” a lo que no quiero, sin culpa.Algunos son incapaces de decir que no, sin sentirse incómodos y, en el peor de los casos, sin sentir culpa. Siempre es posible decir que no con amabilidad. Si el otro se molesta, ese ya no es nuestro problema.Los límites son una de las herencias más valiosas que podemos dejarles a nuestros hijos. No les temamos.ColaboraBernardo StamateasLicenciado en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.




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