Observo a diario, en los diferentes ámbitos donde me encuentro, que las personas tienen cierto miedo a reconocer que se han equivocado; o que no saben cierto tema; o que no les sale tal o cual cosa; o que todavía no han aprendido aquello en lo que están poniendo dedicación, y muchas veces se vuelven adictos a la justificación, dando respuestas a todo lo que se le presenta y a veces sin fundamento. Esta adicción a las respuestas y a la justificación, lo único que nos delata es la falta de seguridad que, a groso modo, se intenta esconder con palabras -a veces infundadas o vacías- y más que generar seguridad genera desconfianza a quien las recibe.Los que recuerdan sus primeros días de clases saben que aprender a sumar dos más dos no fue algo sencillo de entender y, menos que menos, multiplicar. Quizás nos hemos equivocado más de una vez hasta dar con la respuesta correcta y así sucesivamente con todo lo que vamos aprendiendo. Incluso de grandes vemos que nos sucede con las decisiones que tomamos en nuestro cotidiano diario, en donde no siempre acertamos de entrada cuál es la mejor respuesta o la correcta ante diferentes situaciones.Aprender y enseñar que equivocarse es parte del proceso y no por ello somos menos o valemos menos, nos conduce a entender que podemos fortalecernos desde los errores y que estos nos generan experiencias que son base para nuestro futuro. Nadie sabe dónde no tiene que volver si es que alguna vez no fue donde vió que no fue feliz, por ejemplo. Por otra parte, el miedo a equivocarse, también muchas veces, nos paraliza y nos inhibe a intentar por miedo a fallar, sin tener en cuenta que muchos descubrimientos se dieron cuando las personas intentaban buscar o resolver otras cosas. A este fenómeno se lo denomina “Serendipia”, que hace alusión a un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta. La serendipia enseña a no despreciar directamente los errores sin analizarlos con cuidado, ya que puede detrás de ellos, se encuentren valiosas enseñanzas que sirvan de inspiración y que nos solucionen otros posibles conflictos o problemas. Tal es el caso de Cristóbal Colón y su llegada a lo que hoy llamamos América. Todos sabemos que lo que él buscaba era llegar a Asia y demostrar que la Tierra era redonda. Recuerda siempre: todos tus intentos son un éxito, o ganás o aprendés!ColaboraNatalia de las NievesTerapeuta MotivacionalEn Facebook: RincónDe Luz y Bienestar154366593




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