La meditación en nuestros días. Varias décadas atrás, Indra Devi nos decía que en la meditación no pedimos nada ni nada esperamos. Su objetivo consiste en unir la materia con el espíritu, lo finito con lo infinito; la consciencia de sí mismo con la consciencia universal. Como en su origen, es una práctica espiritual, no estaba destinada a mejorar nuestra salud física y mental, sino a alcanzar la felicidad y libertad interior. En cambio, para el bienestar psicofísico, esta Maestra recomendaba una serie de prácticas posturales, de pranayama y relajación del Hatha Yoga, más adecuadas para los occidentales.Pero en las últimas décadas, numerosos profesionales de la Psicología y la Psicoterapia comenzaron a estimar -no sólo las técnicas de relajación- sino también las de meditación como un recurso eficaz para que más personas puedan aprender a vivir en armonía, consigo mismas y con su entorno. Refiriéndose a estas experiencias, el Prof. Santiago Pazhin destaca que más del 80% de las dolencias y patologías de la sociedad moderna tienen causas psicosomáticas, enfatizando que la enseñanza profunda y sabia del Vedanta nos urge en estos días, porque “vamos hacia un Yoga Psicoterapéutico”.Y aquí y ahora, el Dr. Facundo Manes refiere que “en los últimos años el trabajo interdisciplinario ha posibilitado la consideración de cuestiones anteriormente valoradas como antagónicas a la ciencia”. Así, uno de los aspectos más fascinantes de las neurociencias modernas, es su afán por construir puentes con otras disciplinas y campos del conocimiento. Y comprender el complejísimo sistema nervioso, requiere inmiscuirse en cada una de las conductas humanas con una perspectiva amplia y libre de prejuicios. Entre estas nuevas áreas provechosas se encuentra el estudio de la meditación.“Meditar nos permite observar nuestros propios pensamientos, sentimientos y sensaciones corporales, concentrarse en el momento presente con una actitud neutral, que no juzga `lo que aparece´. Entre las varias formas de meditación, la mayoría comparte cuatro condiciones: un lugar de práctica tranquilo; una postura cómoda pero específica; la focalización de la atención y una actitud libre de prejuicios.“Dentro de esas formas –prosigue Facundo Manes-, mindfulness es una técnica que se utiliza con fines terapéuticos ante el creciente interés del ámbito médico y psicológico. Derivada de las antiguas tradiciones orientales, se la conoce también como “meditación científica” a partir de su sistematización y desarrollo por parte de Jon Kabat Zinn, quien la adaptó a nuestro contexto de vida occidental, inaugurando la investigación científica en torno a sus efectos y mecanismos.“La meditación mindfulness -atención o mente plena- propone desarrollar en las personas la capacidad de vivir plenamente atentas, conscientes, presentes con intención en “el aquí y ahora”, momento a momento, sin juzgar. Los beneficios comprobados incluyen la reducción del estrés, el alivio de los síntomas de ansiedad y depresión, que acompañan a algunas enfermedades, la percepción atenuada del dolor crónico, la mejora de la calidad del sueño y el bienestar emocional, mayor adhesión a los tratamientos profesionales y mayor motivación para cambios que mejoren la calidad de vida”.En la hora del ahora, finalizando la relajación, sentimos que no estuvimos haciendo meras posturas físicas, porque en todo el trabajo de una clase de Yoga, se produce un suave estado meditativo. Y al sentarnos quietecitos, cuerpo, mente y espíritu se armonizan en una actitud de meditación. Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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