Al grupo de egresados de la Comercio Nacional Nº1 lo marcó un triste hecho, fue en 1975 justo cuando terminaban la secundaria. Uno de sus compañeros falleció de Leucemia. “Eso nos unió y los encuentros anuales de curso se hicieron casi una constante. Iban pasando los años y hacíamos lo imposible para poder estar todos, recordando a los que ya no estaban y contando con el acompañamiento de profesores, principalmente de estas dos grandes maestras de la vida: Sarita Diaz Corrales de Casella y Dorita Bordón”, relata con entusiasmo Maris Esquivel.Las dos profesoras se destacaron en el grupo porque siempre asistieron a los encuentros, y sus alumnos las querían y respetaban por la capacidad que tenían de transmitirles cariño, guiándolos a ser mejores con gestos llenos de amor.Las reuniones se hicieron llegando a convertirse en encuentros bimestrales y mensuales. Tanto que actualmente las citas son semanales. El grupo estable por ejemplo sigue el ritual de viajar y el próximo 14 parten rumbo a México, después de haber recorrido prácticamente toda la Argentina. Un año, los ex compañeros alquilaron un colectivo y viajaron nada menos que hasta Ushuaia; divertidos e intrépidos que sumaron a sus esposos y esposas. Pero antes de realizar este nuevo viaje inolvidable, los eternos adolescentes compartieron con SextoSentido su sentir, pues la partida de Sarita Díaz Corrales de Casella fue este año. “Pudimos despedirnos de ella que vivía en el Chaco y fuimos a verla junto a su colega y gran amiga, Dorita Bordón.Ahora, asegura Maris que “la profesora Bordón es una de las únicas sobrevivientes de aquellas décadas, es toda una institución. Sabe muchísimo y con sus 92 o más años es una biblioteca andante. Nos encanta ir a visitarla y compartir una tarde de charlas y risas y también de aprendizaje, nunca dejamos de aprender con ella”.Para quienes están a tiempo, este grupo asegura que es muy importante contar con amigas y amigos así, sumando a sus esposos y esposas para acompañarse en los momentos difíciles como lo hicieron ellos: “nos ayudamos, nos contenemos, y así como disfrutamos en cada encuentro, nos unimos en oración para pedir por la salud de cada uno o de sus seres queridos”.Cuentan que cuando están “juntos nos revitalizamos y surge eso de la Eterna Juventud, que a pesar de la edad, revive en cada encuentro llenándonos de alegría como en los viejos tiempos de la escuela secundaria. Es muy lindo”.A la profesora Sarita Díaz sus alumnos agradecen el haber podido apreciar la belleza de un ser extraordinario, siempre alegre, atenta y amable. Una mujer que sin tener hijos biológicos, quienes la conocimos pudimos sentir en su amorosa mirada y en su alegre sonrisa, toda la ternura que solo una madre brinda a sus hijos en cada reencuentro. Sarita: estarás siempre entre nuestros más apreciados recuerdos y en nuestras oraciones le pedimos a Dios que descanses en Paz.





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