La madre del mundo, la que se encuentra detrás de los velos ocultando la verdadera luz a través de los siete planos de conciencia, está ahí… atenta y vigilante. Yo me pregunto ¿cómo podemos acceder a ella? Ella es la guardiana del umbral, ¿cómo poder mirarla si no me miro? Y si me miro, ¿acepto lo que veo de mí?¿Acepto la vida, la tomo tal y cuál es? ¿Me entrego a la experiencia de la vida con su luz y con su sombra?Puedo vivir mi propio viaje del héroe sólo cuando acepto la vida, con su luz y con su sombra. Mientras tanto, hasta que no ocupe voluntariamente mi lugar en el todo, viviré sin vivir, sólo pasaré hasta una nueva oportunidad. Cuando acepto mi vida haciéndome cargo de mi existencia, nace el respeto por mí y por el otro, por lo que me toca y acontece y por lo que le toca al otro y con lo que hace de eso.Me respeto, respeto la vida a través del otro, con su historia con lo que me trae, con lo que le toca, con lo que puede y no puede, con lo que decidió. Respeto la vida y, con ella, la naturaleza que es más grande que nosotros. Ella ya estaba completamente desplegada cuando nosotros aparecimos en escena. La vida nos es dada para tomarla, cuidarla y pasarla. Así nos perpetuamos, a nosotros y a los que vivieron antes, nuestros ancestros y así seguimos haciendo algo bueno con lo que nos toca, con lo que heredamos y seguimos, cada cual con su historia y aportando lo propio. Todo cambia, evoluciona y nosotros con la vida misma nos vamos transformando.Y simplemente vivo, disfruto de la vida mientras estoy. Porque ella está de prestado, en algún momento todos partiremos, pero mientras estoy la respeto toda tal cual es en toda su inmensidad Al respetar, abro mi corazón y la vida pasa por mí, sin miedo, sin intensión. Con amor… Tomo la vida, la cuido y a su debido tiempo la paso para que continúe. Y así, al comprometerme y tomar la vida encuentro mi camino, y en el encuentro y me cruzo con otros en su propio camino.No busques fuera, sólo observa dentro y respetate porque el amor está disponible en igual medida para todos. Él es el escudo protector que nos permite vivir y encontrarnos los unos a los otros. “Pájaros del mismo plumaje vuelan juntos”, decía un Maestro. Deseo de corazón que puedas vivir cada día… despierto plenamente, sintiendo, experimentando.ColaboraPatricia [email protected] Facebook: Patricia Monica Couceiro 3764 829015





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