Relajación y meditación. Con estos conocidos versos comienza la Oda “Vida Retirada”, escrita por Fray Luis de León en el siglo XVI, mientras padecía circunstancias muy adversas:¡Qué descansada vidala del que huye del mundanal ruido,y sigue la escondidasenda, por donde han idolos pocos sabios que en el mundo han sido!En nuestro mundo sobrecargado de exigencias, fatiga y cambios acelerados, hay cada vez más personas que buscan ese espacio de calma donde poder fluir con prácticas que incluyen técnicas de relajación y meditación. Son personas motivadas por el propósito de aliviar los efectos del estrés y recuperarse a sí mismas del ajetreo enajenante. Y dijimos “recuperarse a sí mismas”… Sí, de eso se trata, porque meditar es despejar la mente, aquietarla y abrirse así a un estado de consciencia superior, más profundo y más elevado, para reconectarse con el Ser Interno, para unirse con la propia Esencia. Y eso es Yoga.Previamente, para reducir los niveles de tensión y ansiedad que traemos de la vida cotidiana, es necesario relajar cuerpo y mente, como leemos en el Bhagavad Gita: “No puedes entrar en Yoga si no sueltas los deseos”. Y lo experimentamos en un sitio tranquilo, aireado, suavemente iluminado, luego de una bien dispuesta serie de ejercicios y posturas que descontracturan, flexibilizan y equilibran, armonizados con la respiración completa, como brinda el Hatha Yoga. Esta relajación es mucho más que un simple reposo, es la síntesis y asimilación de los efectos de dichas prácticas, que se completa con unos momentos de interiorización y plena consciencia al finalizar la clase.Entonces podremos percibir que la relajación requiere, inicialmente, de un proceso activo de concentración mental para ir reduciendo la frecuencia vibratoria corporal, producida por la actividad voluntaria. En cambio, la meditación, suele ser considerada como un estado pasivo, que ocurre precisamente luego de que la mente se apacigua y relaja. Este estado de serenidad propicia la activación de la consciencia y la elevación de las vibraciones espirituales que, desde nuestro reencontrado Yo Esencial, nos pueden sintonizar con la Consciencia Cósmica Universal, como cada uno la conciba y denomine. Es sentirnos uno con todo. Y eso es Yoga.Y así como desde el descanso completo pudimos acceder a las profundidades y alturas de la meditación, el retorno gradual nos devolverá calmos y con serena alegría a la actividad cotidiana. Por eso, no abandones la clase antes de la relajación, como suelen hacer algunos urgidos incorregibles. La clase de Hatha Yoga sigue una estructura cuidadosa y todos sus momentos se armonizan y completan, reflejando siempre el modelo superior del Yoga Real, aún en la sencillez de sus aplicaciones contemporáneas y locales. Pero éste es tema para otra nota. Ahora, aún sentaditos en la colchoneta con estas sensaciones maravillosas, retorna el dulce recuerdo de Fray Luis: ¡Oh campo, oh monte, oh río! ¡Oh secreto seguro deleitoso!… Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo… Namasté.ColaboraAna Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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