La semana pasada se realizó en todo el país el Operativo Nacional de Evaluación Aprender, con el objetivo de evaluar a los alumnos, en pos de una mejora en nuestra calidad educativa. Más allá de las variadas opiniones que ha generado dicha evolución, quisiera reflexionar sobre la importancia de la educación como clave del desarrollo de nuestro país. Y así desde esta convicción, seguir dando pasos concretos, para que nuestro sistema educativo responda a las demandas del futuro. Un primer indicador que nos habla de la necesidad de fortalecer la educación es el índice de pobreza e indigencia que cada vez más nos sorprende, dada la gran riqueza natural que tenemos como nación. La educación es la herramienta que permite a nuestros niños y jóvenes ser protagonistas del futuro de nuestra sociedad. No se trata de una actividad más, como la consideramos a muchas veces, sino que es la esencia que forma y prepara a nuestros niños y jóvenes para el mundo laboral acorde a las exigencias de la sociedad actual. Pero sin duda necesitamos de una toma de consciencia de la sociedad entera para lograr una buena organización y planificación de parte del Estado en materia educativa. La educación además de preparar a la persona para el mundo laboral, la acompaña en su formación integral, en los valores personales y culturales. En este período, desde la niñez cada persona se apropia de tantos valores que son el sostén en su futuro: el amor, la solidaridad, el compañerismo, la honestidad, el valor del esfuerzo, la esperanza en momentos de adversidades.Al reflejar el compromiso que tiene la educación de nuestros niños y jóvenes, me animo a decir que necesitamos mayor claridad respecto a la función que cumple la educación en la vida de las personas y la verdadera responsabilidad para lograr estos objetivos para la vida. Sin embargo, tenemos una sociedad que muchas veces considera la docencia como un trabajo más, pero se trata de una gran vocación que debe formar el futuro de nuestra sociedad. Y esto se logra cuando la comunidad toda permite que la escuela y la docencia puedan cumplir esta misión para la que fueron preparadas. Obviamente con el apoyo de todos los actores de la sociedad: las familias colaborando de manera activa, el Estado con políticas claras priorizando la inversión en el futuro de nuestra sociedad, y de las instituciones un compromiso acorde a la importancia que merece el tema. Muchas veces como sociedad tenemos miedo de ser evaluados. Ojala que se pueda transformar la idea de que los exámenes no son un castigo, sino un paso que nos asegura la calidad de la persona. “Qué tremendo sería que nos atienda un médico que no haya aprobado satisfactoriamente las materias y no tenga las aptitudes necesarias para tratar a los pacientes”. Y esto es lo mismo para todos los ámbitos profesionales de nuestra sociedad.A menudo nos quejamos de la burocracia y falta de profesionalismo en los distintos ámbitos laborales de nuestra sociedad. Creo que la respuesta está en una educación seria y comprometida, con valores, conocimiento, exigencias con un gran sentido social y comunitario. No dejemos de comprometernos con seriedad, en la misión de formar y educar a nuestros niños y jóvenes para asegurar el futuro de la Argentina. La educación es la clave para el desarrollo de un país. Es mucho más importante, valioso y va más allá de las opiniones que se generan en torno a ella. Nos lo demuestran los países como Finlandia, que han marcado un camino exitoso en esta materia, confiando en una mejor educación como verdadera plataforma para el futuro. Porque necesitamos de una sociedad capaz de seguir aprendiendo, esforzándose, creciendo y perfeccionándose cada vez más.





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