La rígida separación entre Estados una característica distintiva de las naciones latinoamericanas, que “nacieron dándose la espalda”, según una clásica definición, no obtiene hoy el consenso mayoritario de la ciudadanía, según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la organización Latinobarómetro presentada ayer en Buenos Aires.El 60% de los latinoamericanos está a favor de la integración política, en tanto que un 77 % la apoya en su dimensión económica siempre que no genere desigualdades; según estableció el estudio, que se basa en 20.200 cuestionarios realizados en 18 países de la región por la alianza Bien Público Regional, surgida este año entre la ONG, radicada en Chile, y el Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (Intal) del BID.La entidad tiene como objetivo registrar en forma permanente la opinión de los latinoamericanos sobre democracia, integración regional o condiciones de vida, entre otros temas; como la incorporación de tecnología y las inversiones extranjeras, otro aspecto que mostró una opinión positiva de la mayoría de los consultados, de los cuales un 71% se expresó a favor del ingreso de capitales externos.La encuesta detectó, por otra parte, que en la base de las opiniones de la ciudadanía influye la necesidad de “salir del pozo de la desigualdad”, y por ello los procesos de innovación tecnológica e inversión se ven como una necesidad, pero también con “incertidumbre por la inequidad que puede llevar implícita”. La directora ejecutiva del Latinobarómetro, Marta Lagos, no ocultó sus sorpresa por la percepción positiva tanto de la integración económica como política. Remarcó que son los propios ciudadanos, “desde abajo”, los que hoy en día demandan mayor integración en sus países, “sin necesidad de que haya nadie organizando”.La alta valoración de los procesos de integración que reveló la encuesta, como la preocupación por la equidad de una mayoría de los consultados, significan un toque de atención ineludible para quienes tienen responsabilidades de gobierno en la región. Al parecer los ciudadanos consiguen superar desde la experiencia los escollos que, muchas veces, impone la política para avanzar en el imperativo histórico de unión entre los pueblos del continente.





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