Hay vidas que quedan detenidas como un tren lleno de pasajeros que se demora en una estación aguardando a quienes no se deciden a subir (durante días, meses y años). Un tren que mientras tanto no puede llegar a destino.En ese punto, si nos sucede, nuestra existencia se ha convertido en una sala de espera pasa lo que no es:Nos hemos quedado aferrados a nuestra idea de cómo debían ser las cosas y nos cuesta corrernos aún con costos altísimos. De allí viene la desesperación que, si la sabemos escuchar, puede evitarnos quedar entrampados en lo que plantea la canción de Serrat: “no hay nada más allá bello que lo que nunca se ha tenido, nada más amado que lo que perdí”. Aunque suene poéticamente bello es la garantía de una vida desgraciada. Aprender a dejar que el tren siga y a despedirse de aquello que se ha subido, puede ser doloroso pero altamente liberado.¡He visto tantas vidas desperdiciadas aguardando lo que no sucede y dejando pasar posibilidades de algo distinto de lo anhelado pero tanto o más venturoso!Se trata de una libertad autoadjudicada que nos posibilita ser quienes no sabíamos que también éramos, y tal vez encontrar quienes ignorábamos que también estaban.Pero… ¿Y lo que aguardábamos?Si no se ha manifestado, ha pertenecido a un único reino: el de nuestra imaginación.Y si hay algo que esperábamos y que está destinado a ser parte de nuestro camino, vendrá:Pero nos hallará viviendo en vez de resecados por la magia negra.Haiku¿Hay algo que estés y que no te quite vida? re-enuncies tu realidadColabora: Aurora Bitó[email protected]





Discussion about this post