La situación crítica en que se encuentran los productores tabacaleros en la actualidad debido a una serie de causas, entre ellas el mantenimiento de un límite máximo de producción para permanecer en el Monotributo Social que no contempla los efectos de la última devaluación, genera preocupación creciente en la provincia.Hoy por hoy, según se especificó en la última sesión de la Legislatura, se desalienta la producción formal y se induce a “achicar” la producción. La necesidad de permanecer en la citada categoría tributaria y poder contar con el cobro de asignaciones y pensiones contributivas, todos recursos para sobrellevar una compleja coyuntura económica, no es el único problema de los productores. Otra preocupación es la inseguridad respecto al envío, en tiempo y forma, de los recursos que les pertenecen del Fondo Especial del Tabaco (FET).Los productores autoconvocados, en este marco, amenazaron con endurecer a partir de esta semana las medidas de fuerza si no reciben los fondos del Plan de Contingencia, retenidos por la Nación.Ocurre que se regularizaron algunos aportes, recientemente, pero el malestar no cede. A esta altura tiende a aumentar ante insistentes versiones sobre una inminente reformulación de la gestión del FET, que buscaría despegar a las provincias del manejo de los recursos. Planteada esta realidad, que emite a un debate similar en los noventa, la preocupación por las dificultades que padecen los tabacaleros en esta etapa deviene en alarma por la situación de todo el agro provincial. A nadie escapa, en este contexto, que los recursos del FET son vitales para el mantenimiento de numerosos programas y actividades de la cartera agraria. Aparentemente la intención existe y, por ende, es necesario que la Provincia asuma una posición de defensa de sus intereses antes de que los hechos la superen.





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