Dicen que “el que calla otorga” pero en tu caso te vuelves cómplice junto a tu silencio en ese mar de dudas donde prefieres naufragar y no llegar a algún puerto seguro. Tus ojos son como aquel negro abismo donde todos los sueños se suicidan en un final que roza lo trágico y que nunca pedirá perdón porque prefiere permanecer en el más absoluto de los silencios.. No tengo la culpa de tu pasado, así como tampoco debo por callar este amor, tal vez porque preferimos hablar de presente y que lo espontáneo surja lentamente en nuestras palabras.Pero hay algo en tu mirada que me desconcierta, sé que no se debe forzar, simplemente habrá que dejar que todo fluya, como un suave torrente que acaricie las palabras para que estas puedan despertar. Quizás nuestras heridas deberán sanar o simplemente aprender a perdonar sin olvidar, porque aún debemos permanecer en la oscuridad para volver a mirara al sol en un nuevo despertar. Juguemos a ser cómplices una noche más, sin siquiera insinuar lo que es muy obvio para los demás, mirar para otro lado como queriéndolo negar. Mientras callas, simplemente muero lentamente con una sonrisa en los labios, sintiendo tu respiración y tu pecho agitado a océanos de distancias de lo que siento.El amor no se grita, no se reclama, no se exige y no se atrapa, simplemente él nos encontrará distraídos y atravesará nuestras almas y nos hará comprender que la vida sin amor no es nada. En ese momento el dolor y el silencio que siempre nos acompañan tomarán sus cosas y abrirán la puerta lentamente, nos mirarán y se despedirán por un tiempo, o quizás para siempre. Por otro lado, pienso que con el tiempo nos aferramos tanto a las espinas que dejamos de lado el perfume de las flores,que nos gusta el silencio y la oscuridad de la noche y nos olvidamos de mirar las estrellas. Mientras tanto, nos extrañamos en nuestras soledades que nos encierran, pensando en un final cargado amores por fin confesados o simplemente una palabra sincera con una pequeña verdad. Es muy difícil explicar lo que esconde tu sonrisa, en el tono de tu voz, que llena de una paz difícil de encontrar en todas esas personas que parecen iguales y eso te convierte en alguien distinto. Somos dos cómplices que se miran en silencio, mientras nuestras almas se besan y se abrazan y los latidos de nuestros corazones con desesperación se reclaman. A veces, con la mirada trato de explicarte lo que en voz baja me dicta el corazón: que cree ciegamente que en el amanecer de tu piel volvería a descubrir un mundo de color, mágicos paisajes y estará abrigado por siempre de tu calor. Simplemente, espero que esta ilusión destruyan esos miedos y caprichos que se ocultan en los recuerdos que no van a ninguna parte. Cuantos estamos juntos nos volvemos importantes y cuando nos alejamos nos volvemos a refugiar en la soledad de aquel oscuro rincón donde pensamos: si nos mereceremos aquella pequeña dicha de felicidad. Soy de esas personas que no esperan nada de nadie, pero robas mi tranquilidad que me hacen temer el solo hecho de no poder verte o que algún otro reclame lo que el destino puso en mi camino, porque en vos descubro aquellos lejanos paisajes que muestran la belleza de lo simple y verdadero. Imagino que lo que callamos es más brillante que un sol, tan misterioso como la luna llena y más ardiente que un tizón. Mientras tanto nos refugiaremos en los silencios, en los pensamientos y en esta incertidumbre de quererte, extrañarte y callarme. Por Raúl Saucedo [email protected]





Discussion about this post