Es un tema que despierta pasiones, encontramos a quienes la aman y a quienes no quieren saber nada con ella. Lo cierto es que no pasa inadvertido.Por un lado están quienes padecen los ensayos frente a su casa, cansados hasta el hartazgo y la enfermedad, argumentando todas las consecuencias de convivir con un ruido de este tipo por varias horas al día y el deterioro del lugar luego de los ensayos; quienes lamentan las horas de clase perdidas y la consecuente baja del rendimiento escolar; el dinero tirado en lentejuelas y plumas y trajes que son cada vez más elaborados, dejando fuera del evento a quienes no pueden costearlos, etc.. Del otro lado escuchamos a quienes anclan su discurso argumentando que se trata de los mejores recuerdos del paso por la secundaria, de la organización de los chicos, de su compromiso, su creatividad, del fortalecimiento de los vínculos y de la identificación del evento con la ciudadanía advirtiendo que se trata de la idiosincrasia "posadeña". Que se trata de una fiesta de los chicos y para los chicos. Concluyendo casi todos con un "_ se olvidan de cuando tenían esa edad".Lo cierto es que la emoción abarca tanto a detractores como a simpatizantes quedando encerrados en rígidas posiciones que apuntan a "tener la razón", queriendo imponer sus ideas a los otros, olvidándose quizás que se trata de un asunto de todos.Este es un camino que se transita desde hace años, tantos como la historia de la estudiantina y quizás ha llegado el momento de abordarlo de otra forma.¿Y si en lugar de quedar atrapados en agresiones, gritos, tiradas de objetos y enfrentamientos, pensamos juntos en caminos superadores?. Aprovechemos la oportunidad de enseñar a nuestros hijos el camino del diálogo para gestionar los conflictos. ¿O enseñamos mas con la intransigencia?Les propongo mirar el conflicto hombro con hombro y no frente a frente.Abandonar por un momento los posicionamientos rígidos para poder ver al otro como un "legítimo otro".Suspender, aunque sea por un momento, nuestros juicios y conceptos, para tratar de entender -lo que no implica que tengamos que coincidir- desde donde mira, opina y siente ese otro. Pensemos en el anciano y también en el adolescente, ambos parte de nuestra sociedad.Todo ello en una mesa de diálogo, sentémonos juntos a pensar una manera en que podamos disfrutar todos de la fiesta. Somos socios en este conflicto, nos necesitamos unos a otros para solucionarlo.En algunos casos hemos llegado a acuerdos maravillosos que contemplaron los intereses de ambas partes. Esto da la pauta que se puede.Quien resuma su vida en "ganar" o "perder" ya ha perdido. Apostemos al "ganemos todos". Elijamos el camino del diálogo para gestionar nuestras ricas diferencias.Colabora: Valeria [email protected] 3764510132





Discussion about this post