Antes de que nacieras, tu mamá respiraba por vos. Pero en el momento de tu llegada al mundo, cuando el contenido de CO2 de tu sangre aumentó, el sistema respiratorio puso en marcha tu primera y profunda inspiración. Los pulmoncitos se desplegaron en la pequeña caja torácica. Acababas de realizar tu primer acto autónomo. Desde entonces, el flujo y reflujo de la respiración ritman tu vida hasta el último suspiro.Si buscamos información sobre ritmo respiratorio, aprenderemos en términos técnicos que es el ciclo de oscilación a intervalos regulares de la inspiración y la espiración. Que, regido por el sistema nervioso, este movimiento rítmico responde a impulsos neuronales que coordinan la acción de los músculos específicos del tórax con los centros respiratorios del encéfalo, estableciéndose así la frecuencia respiratoria, que está dada por el número de veces que una persona respira por minuto. Veremos también que en un adulto en reposo, esta frecuencia varía entre 12 y 20 veces por minuto, considerándose el ritmo normal o eupnea en alrededor de 16 veces, pero que pueden presentarse variaciones relacionadas principalmente con la edad, sexo, tipo de actividad, sueño, emociones, estado de salud y clima. Entonces, cuando el número de respiraciones por minuto es mayor que el normal hablamos de taquipnea, y cuando se halla por debajo es bradipnea, siempre tratándose de adultos, porque en el recién nacido la frecuencia normal varía entre 40 y 60, en un bebé de 6 a 12 meses es de 30 a 45 y en niños de 2 a 6 años es de 20 a 25 respiraciones por minuto.Ahora cerremos la carpeta y volvamos a la sabiduría de los queridos Maestros de Yoga. Ellos coinciden en que el ritmo de la buena respiración integra armónicamente todos los ritmos del organismo (podemos llamarle euritmia) produciendo buena salud, mientras que su discordancia conduce a la enfermedad. Se trata de regresar a nuestra respiración natural en la plenitud de la capacidad pulmonar, a un ritmo que regula los movimientos respiratorios en sincronía con los latidos del corazón.A diferencia de la respiración corriente, la respiración rítmica del Yoga beneficia a todas las células de tu cuerpo y transmite vibraciones rítmicas a la médula espinal, que las reenvía al cerebro donde son transformadas en energía nerviosa capaz de obrar positivos cambios en tu interior. Te ayuda a disfrutar de sueño profundo, mente serena y carácter alegre, así como a descubrir aptitudes latentes e insospechados recursos en tu ser interno, porque sus técnicas milenarias te armonizan con el ritmo del Universo y con tu módulo rítmico personal, para que puedas funcionar libremente y expresar tu genuino yo en la vida cotidiana, en el trabajo, en la creatividad, en la proyección hacia los demás y en las distensiones placenteras.Pero si todavía no has llegado a enritmarte con las pulsaciones, no te apures. Podés aprovechar las caminatas para encontrar un ritmo personal adecuado, como por ejemplo: en cuatro pasos inhalás, en dos hacés pausa, en cuatro exhalás y en dos hacés pausa (esto es variable), y al rato regresás unos momentos a tu respiración corriente, que seguramente habrá experimentado sensibles mejoras. Y todo eso estará sucediendo en ritmo de Yoga, en tiempo presente, en la hora del ahora. Namasté.Colabora: Ana Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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