El 4 de agosto pasado fue el día más triste en la historia de la Asociación civil Trabajo, Alegría y Saber. La noticia de que las llamas habían consumido el esfuerzo de años de trabajo y la luz de esperanza para las 350 familias de barrios humildes que allí concurrían fue “realmente muy triste”, señaló la presidenta de la ONG, Avelina Dalcolmo. El 4 de agosto pasado, se incendió la sede donde brindaba almuerzo y merienda a chicos, madres solteras y abuelos por día. “Es realmente muy triste. Perdimos absolutamente todo lo que habíamos construido con mucho esfuerzo. Cuando me lo contaron, no me animaba a acercarme a ver los escombros. Sentimos una gran desolación pero tenemos esperanza, la esperanza de poder levantarnos y que la gente nos ayude a empezar de nuevo”, dijo Avelina. PRIMERA EDICIÓN recorrió con ella los escombros del lugar que supo contener, ayudar y apoyar a la gente que los buscó. El día del siniestro tardaron en encontrar a Avelina, que no estaba en su casa, sino que había ido a lo de su hija. Cuando la encontraron, no había mucho más por hacer. “Todo prácticamente había quedado bajo las llamas, fue muy triste, muy doloroso. Porque fue un trabajo precioso, hecho con amor, una suma de voluntades, de gente hermosa”, aseguró a este Diario con la voz inconfundible de quien siente dolor. La ONG ayuda a niños, abuelos, madres solteras y personas de los barrios más humildes “donde necesitan todo. Nuestro trabajo fue, y creo que seguiremos haciéndolo, siempre a favor del pobre, enfermo y abandonado”.A dos días de lo sucedido recibieron una llamada telefónica del vicepresidente de la feria franca de Los Colonos, que les ofrecían todo el espacio que ellos tienen para poder retomar las actividades. “De lunes a viernes estamos organizando los almuerzos, las meriendas. Ya se hizo el horno de barro, ahora esperamos que nos hagan la cocina a leña. Gracias a Dios que podemos hacerlo y gracias a esta gente hermosa que son los colonos que trabajan ahí en la feria franca”, indicó. Por el momento, tienen varios desafíos por delante: el primero es reparar el local que destruyó el fuego. Era alquilado y el dueño quiere que lo arreglen para devolvérselo. Luego, procurar el título de un terreno fiscal que fue donado a la asociación. El mismo queda por la calle Madre Teresa de Calcuta y “no perdemos la esperanza de que ya muy pronto, con la ayuda de Dios y la Virgen, podamos contar con todo lo necesario para tener nuestra casa propia”.Quien pueda colaborar puede hacerlo con la donación de alimentos no perecederos (se agradece rotular cada envío con el contenido), o con su ayuda porque hay mucho por hacer. Los interesados pueden llamar al (03758) 423647 (Avelina).





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