Señora Directora: La Constitución es el marco de la ley; es a la sociedad, lo que la estructura de hierro del hormigón armado, lo que las vértebras de un vertebrado. Es como el manual de una máquina que nos explica cómo debe ser armada. Son las reglas de un juego que hay que respetar para que este se pueda realizar, como las leyes de tránsito para que se pueda circular. Se adapta como las células del cuerpo a las necesidades de las personas; es flexible, de lo contrario se quiebra. Pero muchos remedios que se le aplica al igual que el cuerpo humano son peores que la enfermedad, como los decretos de necesidad y urgencia que acallan largos debates en ambas Cámaras, como si senadores y diputados estuvieren solamente de espectadores. El poder debe controlar al poder y las leyes son pactos que están para respetarse, a no ser que los hechos demuestran que se necesita una urgente intervención. Lo bueno de la Constitución es que por más ideologías diferentes que haya en los gobiernos, está ahí para marcar el rumbo que debe tomar la nación. Los gobiernos pasan pero la Constitución queda, nos da la garantía de que nuestros derechos van a ser respetados, pero no se puede manipular al antojo del que está de turno, sino que deberá velar para que se cumplan sus principios. La Constitución es donde se cimenta el estado. No se puede jugar con sus pilares, pues se corre el riesgo que se venga todo abajo, el estado que es la conciencia de un pueblo según un filósofo, pero bajo la mirada de las normas jurídicas, con una división de poderes que cuando se respeta florecen las repúblicas. Además es el mejor seguro de vida que tenemos, pues garantiza, educación, salud, jubilación para todos. F. Lasalle decía que el Estado es la gran asociación de las clases pobres, por eso Lula expresaba que los ricos no necesitan al estado. Por todo esto, es que tenemos que respetar a la Constitución como a nuestra madre, pues permite la vida y la convivencia en paz; y el gobierno que no la tenga como brújula de seguro que naufragara en su necedad y soberbia. La democracia es una gran promesa; para que se crea en ella hay que cumplir con la palabra.





Discussion about this post