La jornada en el Yacht no puede ser mejor. El cielo está límpido y el viento a favor imprime la velocidad requerida por las velas de los Optimist y Laser para navegar. La muchachada tiene el rumbo en sus manos…El programa de Navegación a Vela Inclusiva, dirigida a niños y adolescentes de las chacras 181 y 179 -dos asentamientos de emergencia de la Capital provincial- que imparte la Escuela Nicolás Dasso, surgió de imprevisto y mucho no se pensó en cómo iba a modificar el rumbo de tantas vidas. La realidad, a dos años de su implementación, muestra que también modificó la existencia de los instructores, orgullosos al verlos llegar tan lejos. “Saber que les transmitimos valores y les mostramos un nuevo mundo nos motiva a crecer”, dijeron a PRIMERA EDICIÓN Nicolás y Leandra Burtnik en una larga charla al aire libre, con las embarcaciones y el canto de los pájaros como telón de fondo. “Siempre fue un proyecto que quisimos tomar. Desde antes ya se nos acercaban chicos que no podían pagar una cuota y desde entonces nació en nosotros ese deseo de poder incluirlos sin limitarlos”, explicó Lea. Hace quince años, ininterrumpidamente, la Escuela Dasso forma deportistas posadeños, a quienes les dieron grandes chances de destacarse en el mundo del deporte y la navegación. El programa inclusivo es más joven, ya que se dio hace casi tres años, de forma muy progresiva.De esta manera, de jueves a domingos, en distintos horarios unos 35 niños y adolescentes de los dos barrios mencionados, aprovechan el tiempo libre aprendiendo a echar amarras. Al principio, las acciones se motorizaron gracias a un subsidio de la Fundación Brazos Abiertos. Se llegaba a doce chicos a quienes también se les propició apoyo de seguimiento escolar. Cuando se cortó, los instructores decidieron continuar y así, un año el taller siguió funcionando sin ningún tipo de sostenimiento. Tras ese tiempo, desde algunos programas municipales de inclusión, se acercaron a ver como podían ayuda a sostener el proyecto, pagando los honorarios de los instructores por dos jornadas a la semana, y que los niños siguieran en tan buen rumbo. El cupo era para veinte chicos, pero en la actualidad ya son treinta en promedio. La participación sigue aumentando y los docentes no se cierran a nadie.“Cuando los chicos supieron que se cortaron los fondos se acercaron a preguntarnos qué iba a pasar con ellos. Desde siempre nuestra postura con Lea fue que si los chicos querían navegar, que ellos sólo pensaran en eso, que de lo demás nos ocupábamos nosotros”, especificó el instructor Dasso. Con esa determinación, en varias oportunidades, subieron al avión a estos chicos para llevarlos a competir a Ecuador, Chile y Paraguay, donde -para alegría de la Dasso- sus representantes se fueron coronando en lo alto del podio, como Ernesto Galeano, campeón Nacional del Paraguay 2016.Espacio NuevoPara potenciar el proyecto, la Escuela Dasso cuenta con un predio que están acondicionando en la zona de El Brete, en la línea de los clubes náuticos sobre Tomás Guido y Antártida Argentina. La idea, después de asentarse definitivamente en el nuevo espacio busca implementar fuertemente el programa. En este momento se está en tratativas con la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) para definir cuestiones logísticas y operativas, en cuanto a construcciones exigidas. Parte indispensable del “Team”El grupo de padres y padrinos de la escuela es un motor clave para avanzar. Lo que no se consigue con donaciones (indumentaria náutica y embarcaciones) lo consiguen los papás haciendo de todo para generar fondos y que todos los chicos (los que pagan las cuotas y los becarios) salgan a navegar en las mismas condiciones tanto en la región como en los campeonatos fuera del país.“Se les aplica la misma disciplina y en ocasiones estos chicos, que aprovechan las horas gratis de navegación toman la delantera. Así compiten en los sudamericanos y ya han salido campeones, algunos de ellos con tan sólo siete meses navegando”, dijeron con satisfacción y agradecidos porque los vientos soplan a favor.





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