“Una gran luchadora”, “una mujer llena de sabiduría”, “una persona muy querible”. Así la definen quienes la conocieron en distintas etapas de su vida a la monja francesa Yvonne Pierron (88), quien se encuentra con internación domiciliaria y en un delicado cuadro de salud.“Ella se descompensó hace varios días y está muy delicada. Hace unos años tuvo un episodio de ACV (accidente cerebrovascular) y pensamos que tal vez ahora tuvo uno nuevamente. No sabemos, porque tenemos que esperar que se estabilice para poder llevarla a hacerle los estudios”, indicó en un breve diálogo con PRIMERA EDICIÓN Matilde, la dueña de la casa donde reside Yvonne hace ya varios años, en el barrio Santa Rita de Posadas. “Habla muy poquito, los médicos la están evaluando permanentemente”, agregó Matilde, agradeciendo emocionada las cadenas de oración que la comunidad realiza por Yvonne.“Siento que está en paz”“Veo en ella una gran capacidad de amor a Jesús y creo que eso la impulsó a comprometerse en el servicio al prójimo, especialmente a los más vulnerables”, destacó a PRIMERA EDICIÓN el párroco Alberto Barros, mientras se encaminaba a visitar a Yvonne la mañana de ayer. En 1977, durante los oscuros años de la Dictadura Militar en Argentina, dos compañeras de Yvonne, Alice Domon y Leonie Duquet, fueron secuestradas y sometidas a tormentos en la Esma y luego arrojadas al mar. Yvonne no se encontraba con ellas y sólo por eso no sufrió el mismo destino. Con ayuda de la Embajada Francesa viajó disfrazada a ese país. Y en 1984 regresó a la Argentina, eligiendo Misiones para continuar su labor comunitaria.“Por esas cosas de la historia hoy Yvonne podría no estar. Imagino que no debe ser fácil perder a dos compañeras, habrá sido un gran golpe y un gran desafío para ella”, reflexionó Barros, destacando la labor solidaria de la monjita francesa. Tras visitarla, comentó a este Diario: “La vi con mucha paz”.En diciembre de 2013 Barros recibió el reconocimiento “Yvonne Pierron”, por su labor en derechos humanos. La distinción, otorgada por la Defensoría del Pueblo de Posadas, fue entregada con presencia de Pierron. Ambos posaron para la foto que ilustró la tapa de este Diario el último día de 2013. Esa misma tapa, enmarcada se encuentra a los pies de la cama de Yvonne. “Espero que no le traiga pesadillas verme todos los días”, le dijo con picaría Barros al descubrir el cuadro en la habitación. La sonrisa de la monjita no se hizo esperar.Un libro, un testimonio de vida“Yvonne es una persona muy querible. Toda la historia de su vida está en el libro que ella publicó (se llama Misionera durante la dictadura)”, dijo a este Diario Andrea Espinosa, coordinadora de servicios y protocolo de Parque Tierra de Paz, quien conoció a Yvonne en 2015, en el marco del estreno de la obra teatral Noches Negras, basada en su vida.“Ella nos decía que su deseo es que todo lo que le pasó no sea tomado como un ejemplo sino que sirva para ayudar a los más necesitados”, indicó.A esa tarea dedicó su vida: acompañó a las comunidades mbya y la lucha de los trabajadores agrarios. En Pueblo Illia, fundó una escuela y un albergue donde residen unos 30 chicos de zonas alejadas.





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