Verificación de padrones y controles médicos, entrega de beneficios básicos, tarjeta social, seguro de salud, vales de feria franca y leche fortificada; además de un contexto habitacional digno son los ejes principales del que son objeto 10.470 sujetos de derecho incluidos en el Programa Hambre Cero, en una nueva etapa en la que se reformularon los contenidos siguiendo los lineamientos marcados el ministro de Desarrollo Social, Lisandro Benmaor, con el fin de abordar la malnutrición no sólo desde la carencia de alimentos.“La premisa del ministro fue evaluar cada caso en particular, que empecemos a hablar de malnutrición también, que es un tema que preocupa y focalizarnos a estar con la gente”, explicó el titular de la Subsecretaría de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y coordinador del programa, Cleto Blohsel.Y añadió que si bien “los beneficios siguen siendo la entrega de la leche, las tarjetas sociales con las acreditaciones mensuales, vales de bolsas de verduras de estación que aporta la gente de las ferias francas y el seguro provincial de salud; cuando se hace entrega de estos beneficios aprovechamos y hacemos capacitaciones con las madres, que van más allá de lograr incrementar el valor nutricional de un plato típico, también intentamos darles consejos de higiene, manipulación de alimentos, cepillado de dientes, o sea, hacemos un abordaje integral con respecto a la comida y el cuidado de los niños”.Una actividad que implica un gran movimiento, pero los excelentes resultados lo ameritan, puesto que “recientemente estuvimos en Aristóbulo del Valle, por ejemplo, donde hay un padrón de 180 madres y acudieron 160, o sea, hay un compromiso fantástico”, sostuvo Blohsel; quien aclaró que actualmente son “10.470 sujetos de derecho incluidos en Hambre Cero, pero se abarca a toda la familia”.Además, hizo hincapié en que “nadie sale del programa, o sea, hoy por hoy están dentro chicos que tuvieron algún problema de desnutrición y a partir de allí se sigue ayudando todos los meses para que no tengan ningún otro problema, que no recaigan, se sigue conteniendo a los chiquitos y a la familia”.Alrededor de un “80% ya está recuperado, es decir, con su estado nutricional ya recuperado; pero son familias vulnerables, a las que desde que ingresan se les hace toda la contención, de allí que es un programa de contención social”, sostuvo el coordinador.E indicó que la incorporación se da cuando, “por ejemplo, una familia va al médico y éste detecta problemas de nutrición, nos manda el dato y la incluimos en el programa, una vez allí le llegan los beneficios; luego, todo el equipo social de la Municipalidad, porque los 75 municipios tienen un equipo social, se acerca al domicilio, donde hace un relevamiento y evalúa, entre otras cosas, cómo está el agua, el baño, la casa, el contexto familiar, a partir de allí disparamos los mecanismos para decir: ‘tenés la posibilidad de estudiar, tenemos una beca, te ayudamos, estudia’; tienen problemas de agua, gestionamos; goteras, buscamos una solución, piso de tierra, intentamos conseguir uno de cemento; entonces se llega a toda la familia”.Más por hacer“Hoy por hoy se busca una solución integral, por ejemplo, el cambio de letrinas por baños, porque si a un chiquito le das de comer, pero está en una letrina, no se lava las manos, no está en un contexto con las mínimas condiciones de higiene, automáticamente se va a caer, va a estar bien un día y a los dos va a volver a enfermar”, subrayó Blohsel.“Actualmente sabemos dónde están referenciadas, cuándo fueron a retirar los beneficios y, si no, por qué no, si necesitan algo, como medicamentos, que pedimos a Salud Pública, al igual que leche deslactosada, es un trabajo conjunto, pero tenemos que seguir trabajando, procurar cumplir con todas las expectativas y a partir de ahí vamos a estar mejor”, detalló, porque “lo más importante son los chicos, un niño con un problema de desnutrición con seis, ocho meses, un año, lo va a pagar el resto de su vida; por eso ayudar es un trabajo gratificante para todos como funcionarios y, en definitiva, es bien a la sociedad en su conjunto”, destacó.Aunque “sabemos que no es el ideal, porque muchas veces no alcanzan los recursos para todos, pero teniendo las necesidades mínimas satisfechas, pudiendo acompañar con verduras, la tarjeta social e incluir muchas otras cosas, como las asignaciones, alguna pensión y capacitación, para que se puedan administrar mejor” se pueden ver buenos resultados, entendió.“No hay un padrón que diga ya está, alcanza, si nos dicen en tal barrio hay un abuelito, un niño, vamos con Salud Pública, hacemos los controles y vemos la situación. Nos ocupamos”, finalizó el coordinador.Capacitación nutricionalLa malnutrición aparece como resultado de una dieta desequilibrada, en la cual hay nutrientes que faltan, o de los cuales hay un exceso, o cuya ingesta se da en la proporción errónea, de allí la significación de contar con conocimientos imprescindibles para alimentar a una familia, un aporte que el programa depositó en el compromiso de la nutricionista Gabriela Allan y su equipo.“Hay transición de un montón de cosas en cuanto a términos de salud, de enfermedades, también alimentarias, por eso hoy por hoy el programa no está centrado sólo en la desnutrición, ya que en las enfermedades carenciales tenemos la malnutrición, tanto por exceso como por déficit de alimentos. Entonces, de golpe habíamos iniciado el programa con niños que se encontraban con bajo peso y hoy por hoy tenemos chicos con sobrepeso y obesidad, pero anggiornado no a una alimentación variada o exceso de comida, sino por una alimentación monótona, en la que caemos en las harinas y grasas, entonces son muchas calorías pero con carencia de nutrientes, es lo que llamamos desnutrición oculta”, manifestó la profesional.Por ello “dentro de las capacitaciones, a partir de este año, se cambia y comienza a trabajar la malnutrición en todo su aspecto. Básicamente, en las capacitaciones arrancamos con lactancia materna, porque sabemos que es el mejor alimento para el niño hasta los seis meses; todo lo que es reconstitución de leche o cómo la leche que da el programa puede servir para nutrir al niño, porque la verdad que lo que encontramos en tantos años de capacitación es que muy pocas madres saben preparar la leche acorde a la edad del chiquito”, añadió.Y observó que “trabajamos de manera práctica con distintas recetas, con legumbres, por ejemplo, que si no es en guiso prácticamente no se consumen, entonces enseñamos a hacer ensaladas, milanesas de lentejas, polenta con distintas verduras, pizza de polenta, muy económicas y diferentes, como para que de a poco puedan ir incorporando de manera más nutritiva los alimentos y no a través de una dieta tan monótona”.“Siempre partimos de lo que saben y en base a eso capacitamos. En Posadas, se ve más una falta de acceso a los alimentos por cuestiones económicas y en el interi
or por desconocimiento; por ejemplo, vemos como la palta cae de los árboles y se pudre, sin aprovechar los beneficios que tiene, tampoco se conocen las formas de consumirla; igual pasa con la papa del aire, que crece como enredadera y es un alimento que nutre, es muy apto para los niños con problemas con el azúcar o los abuelos diabéticos, es como la papa pero reducido en hidratos de carbono. Lo mismo pasa con las frutas de estación”; refirió Allan.





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