"Mi hija no se anima a salir a la calle a comprar un jugo. Al centro no quiere ir, tiene mucho miedo". Enrique Vergara describe así la situación de <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/228628/el-hijo-de-una-dirigente-lesiono-a-su-exnovia-.html">la adolescente de 16 años atacada el martes 30 de agosto al mediodía en Oberá por su exnovio cuando salía de la escuela</a>. Remarcó que la menor tiene miedo, que los dolores físicos continúan y que hará todo lo posible para que la Justicia actúe y no se repitan este tipo de actos.Vergara es taxista catorce horas al día, su esposa es otro puntal clave de la familia aportando su trabajo como empleada y sus dos hijos restantes de 23 y 20 años cierran el círculo junto a la joven lesionada, que temió morir si no luchaba por escapar del violento ataque que habría protagonizado el hijo de la dirigente gremial docente Marilú Leverberg.Vergara dialogó con PRIMERA EDICIÓN, relató los pasos dados después del ataque y los próximos a dar para cuidar a su hija: “La semana que viene va a empezar un tratamiento psicológico, ella necesita eso y lo vamos a solventar a través de la obra social. De todas maneras me aflige mucho que, por más contención que tenga, si al agresor no le ponen límites. En la escuela hasta el momento no tomaron ninguna medida. Fuimos a hablar al otro día del ataque, pero no decidieron nada parece. Espero que tomen una medida. Me dijeron que las autoridades escolares iban a reunirse y decidir al respecto, pero tenía que esperar hasta el lunes (por mañana)”.También remarcó: “No me aclararon por qué a mi hija la hicieron salir de la escuela cuando la golpeaban y al chico lo agarraron y cuidaron”. Pero insistió además en que “si al violento lo sancionan o echan del colegio sería lo de menos, porque nadie me garantiza que no vuelva a atacar afuera. Tenerlo en la calle sin control, con la agresividad que manifiesta es muy peligroso”.En cuanto a la relación que mantuvo su hija con el presunto atacante, manifestó: “Nunca lo vimos violento (…) Después él le dijo a ella que ya no quería continuar con la relación, que se quería ’tomar un tiempo’. Fue de un día para el otro. Ella estuvo dos semanas bajoneada, parecía una ruptura típica de adolescentes. Es más, no notamos si él la molestaba siquiera con mensajes de facebook”. “Hasta la mañana que la atacó en el colegio. Ése día desató su locura. Evidentemente podés ser un pan de Dios por mucho tiempo pero cuando lastimás a alguien tenés que pagar por ello, con una buena sanción”.Sobre la supuesta influencia que los padres del joven denunciado pudieran tener para beneficiar al menor frente a la Justicia, destacó Vergara: “Aparentemente se le cortan todos los privilegios gracias a que esto se denunció. Estoy segurísimo que si me quedaba quieto el lunes este chico está en el colegio tranquilo. Pero espero que todos los profesores y preceptores que vieron lo que sucedió vayan y declaren. Espero que no tengan miedo o algún tipo de presión”. Aseguró que la golpiza fue vista por muchos adultos: “Apenas había sonado el timbre, a mi hija la atacan cuando bajaba el último escalón. Le pega en la mandíbula y se le tira encima. Todos saben porque lo vieron. Mi hija se salvó porque sabía que ante cualquier agresión física hay que cubrirse la cabeza. Se puso en posición fetal, se agachó y cubrió la cabeza. Se salvó porque es de físico grande, si pesara 40 kilos este tipo le rompe todo”.Disculpas y amenazasDurante la mañana del último miércoles, los padres del menor hablaron públicamente y marcaron su dolor ante lo sucedido. Manifestaron que se ponían a disposición de la familia de la víctima para lo que necesitaran. Para Vergara el ofrecimiento se tornó un nuevo inconveniente: “Yo hablé por teléfono con el papá del chico cuando mi hija estaba en el hospital el martes. Él se solidarizó y remarcó que lo que hizo su hijo estaba mal. Yo sentí impotencia porque a los pocos minutos el chico comenzó a mandarle mensajes a mi hija amenazándola. Mientras el padre me pedía disculpas, le decía a mi hija que la próxima vez le iba a romper el cuello”. “Después llamé dos veces al número con el que el padre me contactó, y no me atendió nadie y tampoco me devolvieron el llamado. Me dio bronca y dije ’listo, voy a ir a denunciar todo’. Ya estaba muy nervioso, mi señora internada para operarse de una hernia y mi hija toda golpeada”. Vergara también sostuvo que “en el hospital no le hicieron estudios complejos” a la menor: “Ni una tomografía, como ella tenía vergüenza y sólo lloraba, la tranquilizaron y la dejaron ir cuando vieron que estaba mejor. Por eso, si los dolores siguen, en las próximas horas, vamos a hacerle todos los estudios de manera privada y si tiene daños mayores voy a ir a ampliar la denuncia una vez más”.Vergara también señaló en este aspecto que “si ella no mejora no va a ir el lunes a la escuela porque tampoco ninguna autoridad de allí me llamó. Ella no quiere que la saquemos del colegio y no podemos hacer eso tampoco porque a las demás chicas le va a pasar lo mismo si nadie hace nada, las van a golpear si las dejamos abandonadas”.“Es una situación extrema, pero sabemos bien lo que tenemos que hacer. Ni salir a buscar y golpear a alguien por venganza, ni nada de eso. Tengo un hijo varón de 20 años que fue lo primero que me pidió: ’Vamos a hacer todas las denuncias y vamos a ir a la Justicia, vamos a hacerlo bien, sin cometer locuras’”, afirmó el padre.





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