Hace dos meses la comunidad de Divino Niño comenzó con los preparativos para la fiesta patronal que se desarrollará entre hoy y mañana, jornada para la que los organizadores esperan la llegada de más de 1.500 devotos de Misiones y parte de Corrientes. Hoy a las 14 se concretará la tradicional bicicleteada que unirá la parroquia San Alberto con la capilla de Divino Niño, ubicada en la chacra 240 (a metros de la seccional Decimotercera). En el predio los chicos compartirán música, peloteros, juegos, premios, golosinas, y unos 400 litros de chocolate que, desde hace varios años, es preparado por personal del Ejército Argentino.Mañana, las actividades comenzarán a las 6 con la salva de bombas. A las 8 saldrá la procesión desde San Alberto y llegará a la capilla alrededor de las 10, hora en que se oficiará la misa central presidida por el obispo de la Diócesis de Posadas. Luego habrá venta de pollo, asado a la estaca, platos tradicionales y dulces, y servicio de cantina, por lo que se instalarán mesas y sillas para quienes deseen quedarse a pasar el día en la capilla. La comisión preparará una comida para las personas que no están en condiciones de comprarla, y puedan quedarse a compartir con el resto de los fieles. A las 17 será la misa de cierre. Rogelio Dowojak, presidente de la comisión económica, confió que los devotos se van renovando durante toda la jornada. “Es una devoción que se amplía año tras año, o día tras día, porque cada domingo en la misa o cada primer domingo, a las 17, hay más fieles de afuera que de dentro del barrio. Vienen, por ejemplo, desde Garupá, del interior de la provincia, de localidades de Corrientes, lo que demuestra que el Niñito Jesús es milagroso. De lo contrario no se entendería por qué viene tanta gente. La devoción es muy grande. Es impresionante. Y nosotros también crecemos: agrandamos la capilla, hicimos una cocina nueva, salones de catequesis. Nos queda el campanario y las torres. Todo lo que se recaude ahora será para ese fin”, manifestó, confiando en que los acompañará el buen tiempo. Contó que hace varios meses iniciaron los preparativos mayores “porque todo se hace con aporte y tiempo de los feligreses. Por ejemplo, hace seis meses contratamos al padre Julián, y para confeccionar el corazón del Divino Niño, que viene en la procesión, necesitamos mil claveles. Cuestan 10 mil pesos y se pagan con la venta de las tortas fritas. Pero es todo por la fe en el Divino Niño, y el que viene es porque recibe mucho más de lo que da”.Manos a la obraComo cada institución, la capilla también dispone de colaboradores en cada área. En el sector cocina, Dora Leguizamón es la que comanda al grupo conformado por Nélida Monllor, Yolanda Solís, Carmen García, Beatriz Dávalos, Rossana González, Yolanda Brum y Leonor Sopko. Hace diez años que la mayoría de ellas se comprometió con esta práctica y están ahí cuando la necesidad las requiere. Por ejemplo, cada primer domingo del mes, que es cuando se celebra la misa del Divino Niño, elaboran el chocolate para los chicos, además de tortas fritas y empanadas que venden con el fin de reunir dinero para el fondo común del templo. Para festivales, como el de ayer, encabezado por el padre Julián Zini, prepararon empanadas, pizzas, panchos y choripanes, y en invierno no falta el locro y otros platos suculentos, siempre con la misma finalidad. “Oficialmente somos ocho pero nos ayudan las madres de catequesis, y hombres de la comunidad que vienen a dar una mano porque hay cosas pesadas para levantar. Es un poco cansador y casi nunca podemos participar de las misas porque la cocina demanda. Pero nos reconforta porque estamos haciendo un servicio. Para compensar, todos los domingos a las 6.30, rezamos el Rosario de María y el del Divino Niño, con las mujeres que quieran participar”, contó Leguizamón que junto al grupo armó 300 docenas de empanadas para el festival y prepara otra tanda para mañana “porque es un día en el que se congrega mucha gente”. La mujer se integró a la comunidad cuando “esto era un campito” y las misas se oficiaban a la intemperie. Después se empezó a construir un tinglado y hace diez años que “no paramos con las obras. Me siento muy bien, no me canso, sólo pido bendiciones y salud para mi familia y los amigos”.





Discussion about this post