El acceso a una sustancia, una predisposición genética, biológica o psicológica y la sociedad en su conjunto deben confluir para que se presente un problema de consumo en un individuo, una triada que parece estar a la orden del día, aunque en ocasiones oculta en drogas legales, por eso es preciso un ataque directo al problema y la capacitación es el único camino. El miércoles, invitado por el Ministerio de Desarrollo Social, el jefe de la División de Toxicología del Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires y uno de los referentes de la temática a nivel nacional, Carlos Damin, compartió su experiencia en la capital misionera.Damin aclaró que “cuando se habla de drogas se piensa en sustancias ilegales y la verdad que tenemos un problema mucho más grave en nuestro país y en general en todo occidente con las sustancias legales, por lo tanto, cuando uno habla de sustancias psicoactivas, entendidas como cualquier sustancia que produce una alteración al estado de conciencia, incluimos el alcohol, el tabaco y los psicofármacos, que hoy por hoy nuestra sociedad consume mucho”.Y subrayó que “en 2015 vimos en el hospital Fernández aproximadamente 2 mil casos de intoxicaciones agudas, de estos, aproximadamente 880 fueron por alcohol, 200 por cocaína, 50 por paco, casi 60 por psicofármacos y por éxtasis apenas 16, eso quiere decir que claramente tenemos más problemas con las sustancias legales”.Asimismo, mencionó que del análisis de lo que está pasando en otros países surge que “las políticas que tienden a reducir riesgos y daños son más exitosas que las que van exclusivamente contra la oferta”.“Estados Unidos viene fracasando desde hace muchos años porque el consumo sigue aumentando a pesar del esfuerzo en la lucha contra el narcotráfico, entonces creo que es mucho más positivo enmarcar esto como un problema de salud, no de seguridad, desde la prevención y promoción”, opinó Damin.Ocuparse y preocuparse Para prevenir es necesario “hablar del tema desde cuando podamos comenzar, tenemos que intentar meterle en la cabeza a un chiquito de dos o tres años que es importante cuidarse, tenemos la obligación de enseñarle a los chicos a tener hábitos saludables y a cuidarse, es la mejor prevención que podemos hacer. Entonces, cuando le logramos meter en la cabeza al chico que tiene que cuidarse va a ser más fácil construir en el efecto nocivo del consumo”, aconsejó.Ahora, “cuando no nos cuidamos los adultos, no educamos en promoción de la salud, en hábitos saludables, no le enseñamos a los chicos lo que es ‘no’, si pretendemos que entienda lo que es ‘no’ a los catorce, quince años, que es cuando empieza a consumir, llegamos tarde y fracasamos radicalmente”, reflexionó.Por eso es necesaria una toma de conciencia, que en Argentina parece una utopía si se analiza que, por ejemplo, “nuestro país consume 9,3 litros de alcohol puro por habitante al año, es un problema grave que tenemos, está institucionalizado y arraigado en la sociedad, hoy por hoy pareciera que no se puede mirar un partido de fútbol sin una cerveza”, observó el profesional.Pero “en algún momento tenemos que tomar las cosas en serio, como se hizo con el tabaco, prohibir la publicidad de alcohol y medicamentos, que son dos sustancias que no tienen que ser publicitadas, una porque es claramente nociva para la salud, sobre todo cuando se consume irresponsablemente y los medicamentos, que se necesitan o no, y de ser necesarios el médico lo prescribe o si es de venta libre un farmacéutico orienta, la publicidad no tiene lugar”, concluyó.Comenzar en casaEn la provincia, el inicio en el consumo de sustancias ronda los trece años, una etapa en la que la guía por parte de los padres o responsables es fundamental pero que a veces se torna difícil, ya sea por incapacidad de los mayores o la rebeldía de los menores.“Tanto como padre como pediatra opino que los límites muchas veces a los chicos no les gustan y hay que imponerlos, es una realidad absoluta, el libertinaje o la libertad total es contraproducente y los chicos muchas veces piden límites”, dijo del ministro de Desarrollo Social, Lisandro Benmaor.Y añadió que por ello “la educación es el pilar fundamental, crucial, indispensable, básico”.Asimismo, mencionó que “en los hospitales son cada vez más jóvenes los chicos que ingresan por problemas secundarios al alcohol y con graduaciones más altas de lo que se veía años previos, o sea, son más chicos y con graduaciones más altas.Otra particularidad que se ve en el país es que generalmente esas graduaciones se dan los viernes y sábados, los fines de semana, o sea, esas graduaciones altas son agudas, porque no es que toman toda la semana”, estimó.Por lo que, entendió, la estrategia para afrontar todo esto es, “como subrayó este experto, impulsar los buenos hábitos, el deporte, la cultura, el medio ambiente, la recreación, la familia, el papel de los maestros de la escuela, sabiendo que el alcohol, el tabaco y los medicamentos legales son las tres causas más frecuentes de abusos en nuestro país, con mayores índices de complicaciones, ingresos hospitalarios y mortalidad”.




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