Señora Directora: Desde hace tiempo –años, diría–, como todo posadeño y misionero vengo viendo la multiplicación de accidentes de tránsito que se repiten en calles y rutas provinciales. Proporcionalmente y según las estadísticas, Misiones es uno de los distritos donde más vidas se truncan por ese motivo y que en el país se ha constituido en la primera causa de muerte en las personas menores de 35 años, de acuerdo al comentario que ese Diario publicó días atrás.Un índice escandaloso, al que se suma como uno de sus más importantes generadores el consumo de alcohol y la desaprensión de quienes se sientan al volante en esa condición de ebriedad. que desconocen y desechan el propio riesgo. Pero, peor aún, el daño que pudieran provocar a terceros inocentes que circunstancialmente se desplazan por la vía pública sin imaginar la tragedia que los espera a la vuelta de la esquina.En ese “disparo a ciegas” (¿de qué otra forma lo puedo definir?), quizás, las víctimas más indefensas sean los motociclistas. Y aun cuando en muchos de estos casos pudieran tener también su cuota de responsabilidad, en general, ante un bólido “desbocado” es muy poco lo que pueden hacer para salvar su integridad física; además, dicen, su paragolpes es la cabeza.En estos días, a causa de varios hechos brutales y escandalosos se ha hablado mucho de esos “accidentes” fatales. Por fortuna, comienza a aparecer alguna reacción del público que reclama controles y más seriedad y celeridad en la Justicia, que parece haberse volcado a la razón de los victimarios, influyentes ellos o sus familiares. “Poderoso caballero es don dinero”, decía hace más de 400 años el poeta español Francisco de Quevedo y Villegas, y esa parece seguir siendo una de las claves.No sé muy bien qué se necesita para corregir esa escabrosa problemática, pero no creo que pase por mayores penas y multas. Si creo juega un papel importante la educación vial, así como que quitemos esos paraísos ilusorios de la mejor vida con xxx bebida.





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