El senador brasileño Randolfe Rodrigues, opositor a Dilma Rousseff pero uno de los férreos defensores de la mandataria suspendida en el juicio político, afirmó ayer que Brasil vive un “vacío de poder”, el ocaso del régimen de presidencialismo de coalición abierto en 1988 y pronosticó que Michel Temer “no tendrá sostén” para gobernar y también podría caer.En una entrevista con Télam en la sesión final del juicio a Rousseff, Rodrigues, quien pertenece al partido Rede, de la excandidata presidencial Marina Silva y salió del Partido de los Trabajadores (PT) en 2005, afirmó que Rousseff “no cometió ningún delito de responsabilidad” al administrar prioridades en el presupuesto.El caso, advirtió, “es un precedente grave para América Latina”.“Este impeachment sin delito deja un mensaje malo de debilidad institucional. Brasil tuvo dos impeachment en veinte años y el segundo sin delito a la Constitución. Cuando Argentina tiene un conflicto político lo ha resuelto mediante el voto y Brasil no: interrumpe mandatos presidenciales; es un pésimo mensaje a Latinoamérica y a las democracias nacientes”, advirtió.De 45 años, el senador es uno de los más enérgicos defensores de Rousseff pese a que su jefa política, la ambientalista Marina Silva, está a favor del juicio político y alejada de la discusión diaria.Por eso considera que la excandidata “perdió una oportunidad de capturar al sector progresista ante el ocaso del PT”.“Fui oposición al gobierno de Dilma y seré independiente si ella vuelve -explicó. Me manejo por mi convicción de que ella es inocente. El error gravísimo de Dilma fue haberse distanciado de las luchas sociales tras la reelección en 2014. Cuando necesitó de las calles ante el golpe de su vice, la calle tardó en reaccionar. La opinión pública en su mayoría está contra el juicio”.Para Rodrigues, en Brasil se llegó al fin de una era inaugurada por la Constitución de 1988, generada en la transición tras el fin de la dictadura (1964-1985): “Estamos viviendo el ocaso del presidencialismo de coalición surgido de la Constitución; esto apunta a la necesidad de reforma de la política en un sentido amplio de todas las instituciones”.En ese marco, se refirió al poder del juez Sergio Moro, el popular magistrado conductor de la Operación Lava Jato que está acusado de abusos de autoridad en la investigación de corrupción en Petrobras y dijo que su protagonismo nacional es producto de un vacío de poder.“En Brasil tenemos un vacío de poder generado porque los políticos hacen que se deje de creer en la política o porque la corte suprema no perfecciona la legislación como se debe. Entonces, las instituciones de primera instancia, como jueces y fiscales, terminan ocupando el vacío de poder existente”.El senador Rodrigues, representante del estado amazónico de Amapá, fronterizo con Guyana Francesa y Surinam, evaluó que si Rousseff es juzgada por firmar decretos cuestionados sobre el presupuesto, también lo tiene que ser Temer, ya que como vice fue responsable de varias decisiones formales similares.Según el senador, “Temer no se sostendrá, y habrá más crisis de credibilidad; él y sus aliados no tendrán sostén político porque habrá novedades sobre corrupción y querrá imponer una agenda económica que no fue votada en elecciones”.“No hubo delito”El exministro de Economía brasileño Nelson Barbosa negó ayer que exista algún delito cometido por la presidenta suspendida, Dilma Rousseff, en la ejecución del presupuesto 2015, el argumento por el cual se realiza el juicio político ante el Senado brasileño.Barbosa, el último ministro de Economía de Rousseff hasta el 12 de mayo, fue el primero de los testigos que declararon ayer ante el Senado, cámara que debe dar su veredicto el martes sobre la destitución o la permanencia de la mandataria suspendida.La acusación contra Rousseff está basada en que maquilló cuentas tomando créditos de bancos públicos para cumplir con el plan Zafra 2015 a la agricultura, pero Barbosa, indagado por los senadores, apuntó que no se trató de un financiamiento sin haber afectado la ley de responsabilidad fiscal.Mientras ocurría en forma extraordinaria, un sábado, la sesión del Senado, en Brasilia no se produjeron manifestaciones hasta el momento desde que se inició el juicio político, el jueves, ni a favor ni en contra de la mandataria.Todas las proyecciones indican que Rousseff será destituida porque sus rivales y apoyadores del gobierno interino de Michel Temer, que quedaría confirmado, dicen poseer unos 60 votos, 6 más de los 54 necesarios.La mandataria suspendida el 12 de mayo se encuentra en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial ubicada a la vera del lago Paranoá, preparando su defensa.El juicio político tendrá su punto alto el lunes, con el alegato y el interrogatorio de Rousseff, quien sostiene que el proceso es un “golpe parlamentario” sustentado en la “traición” del vicepresidente Temer, quien si es confirmado en el cargo debe asumir el miércoles oficialmente y viajar a China, a la cumbre del G-20.Rousseff prepara una comitiva de quince personas, incluido el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, para intentar hacer que su alegato frente a frente, en lo que puede ser su último discurso en el ejercicio del cargo.Luego de Barbosa declarará como informante de la defensa el profesor universitario Ricardo Lodi.Y en el medio, una denunciaEl juicio político a Rousseff tuvo el viernes su segunda jornada escandalosa, con comparaciones de la Cámara alta con un “manicomio” y acusaciones de “cocainómano” e “inmoralidad” a senadores, pero la temperatura de la crisis subió aún más con una denuncia por corrupción de la Policía Federal al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.En la recta final del proceso que el martes puede destituir a la mandataria y confirmar a Temer en el máximo cargo del país, las pasiones de los senadores volvieron a exhibirse, mientras la atención del país giraba en torno de Lula, quien debe estar el lunes en el Senado respaldando el alegato final de Rousseff antes de la votación sobre su futuro.El presidente del Senado, Renán Calheiros, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de Temer, al pedir cordura a los senadores de ambos bandos, lamentó: “Con este comportamiento le estamos pasando a Brasil y al mundo la idea de que Brasil es un manicomio”.Luego se quejó de que la diputada Gleisi Hoffman, del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Rousseff, sostuviera que la mitad del Senado “no tiene moral para juzgar a la presidenta Dilma”.Entonces, Calheiros explotó ante el micrófono y dijo que ella no podía hablar de moral, ya que está investigada junto con su marido, el exministro Paulo Bernardo, quien fue detenido y luego liberado el mes pasado por una causa de fraudes en créditos a jubilados.Fuente: Télam





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