Señora Directora: Ya no tiene calificativo lo que se viene observando en calles y rutas misioneras en los sucesivos siniestros viales fatales que tienen como responsables a conductores borrachos y que luego son “disculpados” por los jueces intervinientes. Un buen número de ellos con un grado de desaprensión e inconciencia que sobrepasa lo comprensible y donde, al alcohol se suman otros condimentos que le generan mayor alevosía. Es cuando el que toma el volante es un joven inexperto que después, transcurrida la fiesta, saldrá a conducir alcoholizado y con la certeza de que será difícil que sea atrapado por quienes deben controlar el tránsito. Ignorante del riesgo que corre él y sus acompañantes, y el daño que puede provocar a terceros.De alguna manera hay que erradicarlos de la vía pública y, creo, las herramientas existen, pero las autoridades políticas y judiciales, por lenidad, complicidad o estupidez, no se animan a utilizarlas plenamente. El que atropella y mata borracho al volante debe asumir su responsabilidad, sin excusas, e ir preso por homicidio simple. ¿De qué otra forma calificar la aberración cometida?




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