En junio de 1991 arrancaba el proyecto para sacar a la calle un diario diferente y moderno. Antes de asentarse definitivamente en la planta de la avenida López y Planes 2.560, todo se pergeñaba -bajo el impulso del empresario local Alberto Selva- donde funcionaba el Canal 5 de entonces (calle Alvear y Colon). En julio empezaron las reuniones para conformar los equipos de trabajo, ajustar detalles progresivamente y empezar a elaborar notas y pruebas de cara a un “número cero”. En los primeros minutos del 21 de agosto de 1991, entre aplausos, veían la luz los primeros ejemplares del número 1 de PRIMERA EDICIÓN. Eran aproximadamente las 0:30 de ese miércoles. Alrededor de las 2:15 salía el primer vehículo cargado de diarios, rumbo a los quioscos de Posadas. Después partirían otros hacia el interior.En el inicio era una redacción pequeña, donde las computadoras estaban siempre ocupadas porque apenas alcanzaban para una cuarta parte del personal. De hecho, sólo los “jefes” o los “más experimentados” tenían acceso a ellas y los “nuevos” (muchos de ellos recién llegados de la Universidad) se tenían que conformar con trabajar a horas insólitas para practicar, entregaban sus notas escritas a máquina (de ahí que fuera necesario un equipo de “tipeadores” para volcar los textos a la red digital) o incluso a veces dictar sus informes de forma oral, como si fueran “movileros”, para que alguien del otro lado del teléfono los incorporara a la edición del día. En esa época se manejaban “otros tiempos”: el diario se cerraba recién a las 2 y hasta las 3 de la mañana.





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