PorFrancisco José WipplingerPresidente de Primera EdiciónNací en Paraguay, soy hijo de inmigrantes. Siendo apenas un niño, mi madre junto a mi hermano menor volvieron a su Suiza natal. Me quedé con mi padre quien, poco tiempo después, aquejado por una enfermedad decidió vender la propiedad en la que vivíamos en Hohenau y me trajo a la Argentina, lugar al que consideraba un país grande, con futuro para quien quisiera crecer.Quedé solo en esta tierra que me adoptó cuando apenas contaba con doce años. Con poco estudio en mi haber, pero sí muchas lecciones de trabajo y disciplina legadas por mi padre -quien supo ser un hombre sumamente culto, habilidoso y apasionado lector-; empecé a transitar mi vida en estas tierras.Primero, realizando todo tipo de changas. Luego, como acompañante de chofer hasta que al inicio de los años ‘60 pude adquirir mi primer camión.Me casé y constituí una familia con cuatro hijos, a la par que progresaba económicamente. Tuve la posibilidad de trabajar y desarrollarme formando varias empresas. Y de dar trabajo a cientos de familias hasta la actualidad.Debo reconocer que el mayor capital con el que cuento es el grupo humano, que supo acompañarme en distintas etapas empresariales, en las que se fueron incorporando paulatinamente mis hijos.A principios de 1998 adquirí el Diario PRIMERA EDICIÓN, donde encontré la oportunidad de devolver a la gente algo de lo mucho que me había dado.Como todos los inicios no fue fácil. Atravesamos varias crisis económicas incluyendo la de 2001. Pero, aún así, conseguimos posicionar a PRIMERA EDICIÓN como el Diario de los Misioneros.Lo hicimos con una fuerte impronta social, donde cada uno de los ciudadanos se sintiera identificado, acompañado desde este espacio que intenta ser un granito de arena para el crecimiento de Misiones. Haciendo visibles a los invisibles ante el Estado, marcando los errores y las malas acciones de las gestiones gubernamentales y destacando los logros que hacen al bien común de nuestra sociedad.Desde nuestra labor, debe entenderse la crítica como un verdadero aporte al bienestar general, la denuncia por hechos de corrupción como una advertencia para un mandatario. No debe considerarse oposición como lo es la política, sino todo lo contrario ya que nuestro trabajo periodístico apunta a la construcción, mejoramiento y fortalecimiento de las instituciones democráticas que, sino, se verían socavadas por los malos funcionarios que sólo buscan enriquecerse mediante actos de corrupción.Con el paso de los años, nos fuimos adaptando paulatinamente a los cambios tecnológicos pasando del vegetal a las películas y de éstas a modernas reveladoras de chapas para la impresión del diario.Fuimos los primeros en ofrecer junto con PRIMERA EDICIÓN un matutino nacional, como así también gran variedad de suplementos y revistas para llegar a los distintos lectores. Hemos incorporado tecnología de punta como así también una nueva rotativa Goss Urbanite que nos permite la impresión de ejemplares a todo color.Incentivamos el deporte otorgando premios, distinciones y becas en una fiesta que ya es tradición en la tierra colorada: la Fiesta del Deporte Misionero.También, incentivamos la lectura en los niños, otorgando medallas a las escuelas de toda la provincia para los niños lectores que más se han destacado en las aulas durante el ciclo lectivo.Apoyamos las artes, la música y la cultura en general. Hoy, en estos 25 años, PRIMERA EDICIÓN genera opciones y propuestas pero sobre todo un periodismo serio, creíble, cercano a la gente. La misma que nos elige cotidianamente y nos ubica como el diario más importante de la región.Por todo esto: MUCHAS GRACIAS.





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