Fueron cinco años de maltratos. Hasta que decidió contarle a la progenitora todo lo que soportó en silencio. Al conocer los hechos, la mujer radicó una denuncia que llevó a la detención de su expareja, Joel Villalba, quien el último martes -finalmente- se sentó en el banquillo de los acusados y dio su versión de los hechos.Sin embargo, el Tribunal Penal 1 de Oberá lo halló culpable por el delito de “abuso sexual con acceso carnal, agravado por encontrarse en ejercicio de la guarda de la menor” y lo condenó a catorce años de prisión efectiva. El debate oral -pero no público- fue presidido por José Pablo Rivero, secundado por Lilia Avendaño y Francisco Aguirre.De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA?EDICIÓN, el debate se desarrolló en una sola jornada, que se inició cerca de las 8.30. A esa hora, Joel Villalba pidió la palabra. Primero negó la acusación en su contra y luego, indicó que todo fue “armado” por la denunciante y que no tenía nada que ver con los hechos que se le imputaban.No obstante, para las autoridades los elementos de prueba obrantes en el expediente fueron suficientes. Allí consta que la víctima, actualmente de doce años, le relató a su madre que los abusos se registraron en la casa familiar en Campo Grande. Todo ocurría cuando la mujer se ausentaba del domicilio.Con la denuncia radicada, la Justicia constató que el depravado había abusado sexualmente de la menor en reiteradas oportunidades. Incluso, se detalló que las violaciones comenzaron cuando la niña tenía cerca de siete años. Fueron cinco años de pesadilla, que se ventilaron con pormenores durante el debate.Ya cerca del mediodía del último martes, el alto cuerpo judicial finalmente halló culpable a?Villalba y lo condenó a catorce años de prisión que cumplirá en la Unidad Penal II del Servicio Penitenciario Provincial, en Oberá, adonde fue trasladado de inmediato.





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