Es imposible determinar cuándo nació la primera melodía, aunque sí se tiene registro de que hace 40 mil años ya existían las flautas. Charles Darwin, en su libro “El origen del hombre (1871)”, menciona que hombres y mujeres, incapaces de expresar su amor en palabras, lo hacen a través de notas musicales y ritmo, de la misma forma que los pájaros. Pero para quienes pasaban sus días en el vertedero de basura de Cateura, la música significó mucho más, representó una razón para vivir. Es que es un arte que, además de despertar sentimientos y favorecer el aprendizaje, puede ayudar a superar situaciones de pobreza y vulnerabilidad social.Favio Chávez estudió Ingeniería en Ecología y llegó a este pequeño poblado de la periferia de Asunción, Paraguay, instalado en torno a un gran vertedero que recibe unas 800 toneladas diarias de basura proveniente de la capital de este país y alrededores, y donde los residuos son el sustento de los habitantes, que dedican parte de sus vidas a hurgar entre los escombros para rescatar los objetos que puedan ser reutilizados, reciclados y vendidos; para trabajar en un proyecto ambientalista que poco después, por cuestiones políticas y de presupuesto, quedó nulo.Sin embargo no se dejó amedrentar por lo que parecía una causa perdida. Durante el tiempo que trabajó en el vertedero, Chávez también apostó a la música, su pasión, y comenzó a enseñar, primeramente, a los hijos de las personas que trabajaban en la planta de procesamiento de residuos algunos acordes y a ellos se sumó luego toda la comunidad y entonces la música hizo historia en este rincón paraguayo, donde la situación social llevó a crear instrumentos de materiales reciclados.Los primeros instrumentos que surgieron fueron los de percusión y uno de viento, fabricado a partir de un viejo colador de acero y caño de agua, que el maestro utilizaba como simulacro de instrumento. Pero, para su sorpresa y la de muchos, de esos “bocetos” comenzaron a emerger sonidos. Así, “una cañería vieja, unas monedas oxidadas, trozos de cubiertos y un candado” se convirtieron en una flauta; “una tabla de picar y algunos otros trastos” dan vida a una guitarra eléctrica; “latas, latitas, hilos de nylon, platos de aluminio” y un sin número de elementos que cualquiera consideraría sin valor se transforman en un violín, violonchelo, tambores, maracas, chelos, saxofones… en una orquesta.Pero para estos niños y jóvenes la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura “no sólo cambia sus vidas, el hecho de que practiquen algo tan bello no los cambia sólo a ellos, sino a todos los que los rodean, a su entorno familiar, pues los padres, inspirados por el espíritu de superación de sus hijos emprenderán un proceso de formación que permitirá complementar su educación y consolidar la organización que han conformado en la ciudad”, mencionó Chávez.“Cuando uno trabaja con personas que necesitan de más acompañamiento obviamente la dedicación debe ser mucho mayor, pero ver que la obra crece y ayuda a mejorar el entorno de todas ellas me llena de satisfacción; esa es la mayor gratificación, el premio principal y es cuando me siento como un mago que cambia la vida de quienes lo rodean”, explicó el director.Al principio, los niños y jóvenes se acercaron a la modesta sede de la escuela con dudas, recelo y desconfianza. De los primeros diez estudiantes que cursaron el primer año, solamente dos siguieron adelante y el resto abandonó. Pero Chávez tenía claro que, junto con la música, “había que introducir el concepto de ‘proceso’ en la vida de muchos cuyo existir nunca tuvo un proceso, no participó de emprendimientos propios, nunca planificó algo ni se forjó metas”.Y la música ayudó a entender que “las cosas se logran poco a poco, con mucho esfuerzo. Pero que al conseguir algo es gratificante porque es el fruto de su trabajo”, señaló el docente. “Y eso es lo que hacemos aquí, más que enseñar técnicas y métodos musicales”, enfatizó.Y destacó que “una particularidad de estos chicos es su espíritu de lucha, es lo que les sirvió para seguir, para salir adelante. Desde muy chicos aprendieron a asumir responsabilidades; aquí hay hermanos mayores y padres de sus hermanos más pequeños; niñas de poco más de doce o trece años que aprenden a ser mamás con sus hermanitos, y ese arrojo, ese carácter los ayuda a concretar sus sueños, en la formación, el trabajo en equipo, la búsqueda de la excelencia, la disciplina y las ganas de superación”.Entonces, latas, bidones, tubos, cajones, tarros, cuerdas y otros desechos que la gente descarta diariamente se fueron convirtiendo, poco a poco en saxos, hechos de tubo galvanizado; guitarras, chelos y otros instrumentos que ayudaron a la conformación de una orquesta completa.Actualmente hay 200 niños, jóvenes y también algunos adultos que en el primer día de clase de este curso se presentaron de manera voluntaria con ganas de aprender música, a la vez que nueve becarios jóvenes, que superaron la edad de la preparatoria, están estudiando una carrera universitaria. “Chicos para quienes eso era impensable hace un par de años ahora focalizan sus mentes con proyección de futuro”, expresó Chávez.IncentivarEl director contó que “cuando llega un niño con la ilusión de tocar un instrumento para formar la orquesta, entonces uno tiene que alimentar esa ilusión, porque va a ser el norte de su vida que cambiará, va a incorporar valores, responsabilidades y modificará ese espíritu en el que creció, en medio de la violencia”.“Eso es lo que se exige para aprender a tocar un instrumento” y, aunque la orquesta sacrifique una calidad musical cuando se integran nuevos niños, para los responsables de Cateura es secundario porque “lo principal es tratar de cambiar la vida de esos niños”, añadió el ambientalista que suele utilizar una consigna: “La música tiene un poder tan enorme que no puede ser patrimonio solamente de los músicos. Es un arte pero también una ciencia. Cuando se habla de música se remite a un conservatorio donde se aprenden técnicas y métodos, pero para nosotros eso es una mirada solamente muy parcial de la música. La música puede cambiar vidas realmente”.Y sí, sus vidas cambiaron, comenzaron las giras por Europa, la magnífica experiencia de ser teloneros de Metallica y, próximamente, los esperan Canadá y Estados Unidos. Definitivamente, el vertedero de Cateura conoció la otra cara de la moneda, pero no perdió su esencia, la humildad.Directo a la pantalla grandeLas buenas noticias no pueden quedar escondidas, por eso toda la historia de “La orquesta de Cateura” llegó a la pantalla grande y, el próximo viernes se exhibirá en una sesión especial en un centro comercial del Gran Asunción.Pero las sorpresas no se limitan al estreno, seg&u
acute;n informó Última Hora, del vecino país, será Megadeth la banda que animará la presentación.Además,?“tras la proyección, el grupo ofrecerá unos temas en homenaje a la afamada orquesta paraguaya, que con sus instrumentos reciclados teloneó a Metallica y recorrió países como Estados Unidos, Noruega y Japón”, detalla el medio del vecino país.Y agrega que “tres días antes está previsto el estreno del documental ante unas 2.000 personas en una cancha al aire libre en el barrio de Cateura, que da nombre al mayor vertedero de Asunción”.





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