A pesar del insistente reclamo de vecinos y autoridades comunales, sigue sin resolverse la construcción de una rotonda en el acceso a Hipólito Yrigoyen para prevenir los numerosos accidentes que se registran sobre la ruta nacional 12 y que ya se cobraron una decena de víctimas fatales. Las notas y las voces llegaron hasta los funcionarios del Distrito 15 de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), y al mismísimo exgobernador Maurice Closs, pero hasta el momento el municipio no obtuvo respuestas a un problema crítico que podría haberse resuelto con un mínimo presupuesto si se compara con la pérdida de vidas humanas. Como la arteria nacional divide a la localidad en dos, es común que los estudiantes y trabajadores crucen el asfalto en varias ocasiones en una sola jornada, corriendo serios riesgos. Más aún cuando el foco de mayor peligro se sitúa en una zona empinada que se ensancha notablemente por la presencia de la doble trocha, alcanzando los doce metros.El intendente de Hipólito Yrigoyen, Félix López, reconoció que en dos oportunidades habló sobre ese tema con funcionarios de la DNV pero que primero transmitió personalmente su inquietud al entonces gobernador de Misiones. Recordó que durante una visita que el ex primer mandatario hizo al pueblo, “bajó en una cancha de fútbol cercana a la ruta 12 y tuvimos que atravesarla para ir hasta la Municipalidad. Íbamos en mi camioneta y nos detuvimos para poder cruzarla. En ese momento le mostré, le expliqué y le pedí que interceda ante las autoridades que correspondiera para ver si podía darnos algún tipo de solución. Me contestó que desde la Nación había un proyecto de autovía que debía extenderse desde Posadas hasta Puerto Iguazú, y que cuando llegaran esas obras, en todos los pueblos de Misiones se iban a solucionar esos inconvenientes. En una palabra me dijo que esperara hasta que llegue esa obra hasta nuestro municipio”.Luego, López dialogó con la presidenta del Distrito 15 de la DNV, Teresita Turinetto, quien le manifestó que era el primer intendente de Hipólito Yrigoyen que se acercaba al organismo para plantear el tema, y que iba a poner la obra del acceso en la lista de “prioridad”. Enseguida envió a los técnicos para que hicieran un relevamiento que se extendió por más de 24 horas e iban a mandar los resultados a la sede central para que autorizaran una inmediata solución al problema. “Fue eso lo último que se gestionó. También tengo la nota de pedido que hice en 2013. Cuando intenté volver a dialogar telefónicamente con Turinetto, no logré que me atendiera nunca más”. Mientras tanto el acceso a la localidad “sigue siendo una zona crítica”.Después de esos reclamos “volvieron a producirse accidentes, que van a seguir pasando si no tiene algún intento de solución”, sostuvo el jefe comunal. Según López, los técnicos de la DNV reconocieron la peligrosidad del trecho por la existencia de la trocha y porque en la zona tanto los que circulan hacia el norte como quienes transitan hacia Posadas imprimen altas velocidades. “Existe un colegio secundario a escasos metros y, del otro lado, la Escuela Nº 263 “Jorge Newbery”. El pueblo está dividido por la ruta y los chicos, más que nadie, deben cruzar de un lado a otro constantemente. Seguiré insistiendo pero hasta ahora no tengo respuestas”, lamentó el alcalde.A 150 kilómetros por horaA mediados de 2015, los vecinos se concentraron en varias ocasiones a la vera de la ruta 12 y la calle que atraviesa la localidad y une los barrios Ñacanguazú y Don Herman para pedir la concreción de la obra. Por aquellos días era Jonathan Prociuk uno de los tantos vecinos que se hizo eco de esta necesidad, preocupado por la problemática.“Tengo 25 años y por lo que estuve averiguando ya son cerca de veinte los accidentes que se produjeron en este cruce, con un saldo de al menos ocho muertos, entre ellos un niño de siete años que fue arrollado cuando iba a la escuela”, contó.Mientras permanecían sobre la banquina aprovecharon el tiempo para calcular la velocidad de los vehículos que transitaban por la zona. Hubo varios que superaron los 150 kilómetros por hora cuando en las proximidades existen carteles que indican que la máxima permitida es 60 kilómetros por hora, además de otros que alertan “Despacio Escuela” y otros que indican la cercanía del cruce peligroso. “Vivo al lado de la escuela y el colectivo urbano que lleva y trae a los alumnos pasa por la ruta cargado con unos 60 estudiantes cuatro veces al día”, recordó en aquella situación, graficando el peligro. Luego llegaron las elecciones y la lucha de tantos vecinos quedó en la nada.





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