El Yoga es práctica en todas sus modalidades. Por eso intentaremos sintetizar expresiones de la Profesora Beatríz Spinoza sobre la práctica del Hatha Yoga, que es reaprender a vivir en el cuerpo sintiéndolo vivo, pleno, presente, en lugar de percibirlo a través del dolor, como nos sucede a la mayoría de las personas cuando las tensiones acumuladas bloquean el libre flujo de la energía.Cotidianamente observamos en gente de toda edad, pero generalmente en mayores, una espalda débil, omóplatos salidos, caja torácica hundida, abdomen laxo, respiración deficiente, vitalidad disminuida e inconvenientes orgánicos. Las posturas (ásanas), con respiración y concentración, pueden ayudarlos a recuperar la sensación gozosa de totalidad en el sí mismo. Y la primera enseñanza es poder permanecer en una postura confortablemente, en quietud, concentrados, cumpliendo estas tres condiciones: estabilidad, inmovilidad y ausencia de esfuerzo, mientras el aire cargado de energía vital (prana) entra y sale silenciosa y fluidamente.Luego aprenderemos que hay una serie de posturas básicas, posturas madres o generativas, de las cuales van surgiendo otras. El orden o encadenamiento en que se suceden recibe el nombre de Vinyasa. Hay posturas de pie, sentadas, de rodillas, boca abajo, de espaldas, de inversión, de torsión, en fin, cada una tiene su importancia particular y sus efectos diferentes sobre la respiración y sobre el conjunto de articulaciones, músculos, ligamentos, el organismo todo y la mente, si bien se complementan y compensan entre sí armoniosamente. Mmm… sí, acá se necesita concentración. ¿Y cómo hacer para concentrarse? Respirar… lenta y pausadamente… y permanecer en ese ahora de la respiración.Así, nuestra práctica transcurrirá siempre con moderación y calma porque nuestro cuerpo no podrá acceder a posturas complejas sin una paciente y perseverante preparación anterior, con posturas simples y accesibles que deben repetirse siempre como una rutina, sin que esta palabra implique una subestimación ya que valen mucho en sí mismas. La urgencia por saltar etapas no sirve en el Yoga, y por más avanzado que sea el practicante siempre deberá comenzar por las posturas más sencillas, para ir abordando paulatinamente las más complejas.Si hemos practicado paso a paso, sin apresuramientos ni exigencias, dejando que el cuerpo naturalmente aprenda a fluir junto con la respiración y volviendo día a día a un estado de calma para que el Yoga pueda realizarse; si hemos practicado realmente Yoga, el que nos enseña a disfrutar del presente, a ser en el instante mismo, sin añorar o lamentar el pasado, sin miedo al futuro, en contentamiento, contención y paz, efectos que perduran todo el tiempo, más allá de la hora que puede durar una clase; y si no hemos tomado las posturas y los movimientos como una mera gimnasia, con paciencia y constancia comenzaremos a observar los resultados: mejoría en la respiración y en el tono muscular, mayor facilidad para dormir y para despertar, más voluntad y entusiasmo para abordar las actividades habituales y una actitud positiva que no pasará inadvertida y que generará graduales cambios en la relación con los demás, porque al disminuir la ansiedad y la intolerancia nos manifestaremos más abiertos, comprensivos y serenos.Entonces, aprendamos bien nuestras primeras posturas y practiquémoslas siempre para ir avanzando en este maravilloso sendero, desde la colchoneta, en la hora del ahora. Namasté.Colabora: Ana Laborde Profesora de Yoga [email protected]





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