Señora Directora: Si bien es cierto la noticia se genera en la provincia de Misiones, no escapa a nadie que lo mismo está ocurriendo en gran parte de los pueblos del país en donde el consumo de alimentos por parte de los lugareños ha vuelto a producirse con compras en los viejos o nuevos queridos almacenes de barrio.A la clase media y muy humilde, ahora se ha sumado una considerable cantidad de familias de clase alta o acomodada que compra con mas frecuencia en los almacenes y según se comenta, son los mismos que siempre iban a los súper o hipermercados para adquirir los productos de la canasta familiar. Por un lado se está produciendo un fenómeno que resulta atípico para la mentalidad de los argentinos y es que la gente ahora está sabiendo aprovechar las ventajas de los almacenes de barrio como, por ejemplo, hacer compras por medio kilo o mercadería con otro tipo de ofertasAlgo para destacar es que en la actualidad ha vuelto el "fiado", porque es una ayuda mutua ya que el almacenero lo toma como un ahorro para contar con dinero disponible cada quince días para reponer lo que venden y para el cliente porque sabe que su familia no va a pasar necesidades alimenticias, ya que como dice el refrán “siempre habrá un palenque donde rascarse” y eso es el almacén del barrio.Según los cálculos de la mayoría de los almaceneros, una familia gasta entre 2.500 y 3.000 pesos por quincena solamente en alimentos.La crisis ha generado una cantidad muy grande de pequeños comercios tipo almacén y ha resultado favorable para generar un circuito económico permanente, más aún en los casos de quienes se quedaron sin trabajo y ahora forman parte de las famosas mini Pyme (pequeñas y medianas empresas) formadas por el grupo familiar que, por otro lado, pagan impuestos municipales, provinciales o nacionales y en algunos locales ocupan empleados para atender al público.Podemos sumar a los beneficios que brinda comprar todos los días en el almacén del barrio (que es una institución) que allí se encuentran los vecinos que van siempre o los clientes ocasionales, se habla del tiempo, de fútbol, de los temas del día, del país y terminamos siendo todos periodistas por un rato.En síntesis, no se trata de desmerecer al progreso y, por ende, a las cadenas de supermercados, pero quizá en esa mezcla entre lo grande y lo pequeño, eso que tenemos al lado, nuestra vida se haga un poco más sana, especialmente en lo económico, a la hora de poder elegir cuando nos conviene más visitar un súper o nuestro querido almacén de barrio. Siempre se vuelve al primer amor y si está cerca mucho mejor.





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