El día previo a ir a trabajar, la rutina es similar para todos: descanso, baño y preparación. También para Nara, Lola, Tita, Kali y Bianca. Así como cualquier ser humano, estas cinco perras labradoras se preparan para la importante tarea que realizan y en la que, sin dudas, dejan todo: visitar el sector de Pediatría del Hospital Municipal de Bahía Blanca y ayudar con su presencia y sus tareas, a sanar a los niños que las esperan ansiosos.Las labradoras participan de “Ahora juntos”, una asociación sin fines de lucro de la que también forman parte un grupo de psicólogos que hace años adoptaron la terapia asistida con perros en sus consultorios particulares y después de ver los resultados, decidieron llevar la idea al hospital. Imitando un proyecto del Hospital San Juan de Dios de Barcelona (España), en 2011 elaboraron un proyecto “pero con muy poca fe porque sabíamos lo que significaba entrar con un perro al hospital. Más en la Argentina donde la terapia asistida con perros no está ni siquiera nomenclada”, señaló la presidenta de la asociación y psicóloga, Sonia Colisnechen, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.Contrariamente a lo que se esperaban, el hospital les abrió las puertas y durante todo ese año se dedicaron a ultimar los detalles para poner en marcha la tarea. “Durante 2012 y 2013 estuvimos en forma ininterrumpida asistiendo todas las semanas a los chicos que estaban internados en sala de pediatría”. Sin embargo, la poca ayuda para hacer frente a los gastos que requiere llevar a las perras al hospital, la actividad debió suspenderse durante 2014 y 2015. “Somos una asociación sin fines de lucro, no tenemos otro ingreso y esto lo hacemos ad honorem. Seguimos un protocolo que incluye el baño sanitario de las perras la noche anterior, el traslado porque no pueden pisar el suelo porque se suben a las camas de los nenes, todas cuestiones que nos implicaban un gasto importante. Buscamos apoyo en diferentes empresas, lugares y no lo conseguimos. Lamentablemente no lo pudimos sostener más”.Pero llegó el 2016…El pedido por las perras llegó a su punto cúlmine al inicio de este 2016. “Retomamos la idea porque hubo mucha insistencia de parte del hospital, de pacientitos y sus padres que nos pedían que volvamos. Realmente nos movilizó. La situación, a nivel asociación, estaba un poquito mejor entonces decidimos volver”. Así es como todos los viernes, Nara, Lola, Tita, Kali y Bianca pasan el día con “sus” pacientes. “Cuando llegamos al hospital recibimos el parte de los médicos sobre cuáles son las prioridades para cada paciente. Trabajamos desde lo lúdico intentando estimular a los niños según los pedidos de los doctores. La experiencia es muy positiva, de hecho hay médicos que han podido revisar a los nenes estando las perras o han podido sacarle sangre porque no se dejaban. Nosotros medimos variables como el dolor, la angustia, el temor ante situaciones nuevas y estresantes. Y las variables son una cosa cuando llegamos y cambian totalmente cuando nos vamos. Cuando se testea al final, después de haber terminado, los nenes cambian por completo la actitud y los médicos nos dicen que se dejan revisar, que empiezan a hablar, que cuentan, hay una predisposición de parte del chico y eso es salud”, cerró Sonia.Nara, Lola, Tita y Kali trabajan toda la tarde curando a los niños internados en el hospital. Cuando se cansan, son reemplazadas por otra que está esperando la rotación. Bianca es más chica, va al hospital a ver y aprender qué cosas tiene que hacer cuando le toque el turno de trabajar. El mejor amigo del hombre, ahora también cura.




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