Un movimiento inusual -que genera muy buenas expectativas para la próxima temporada- aglutina la playa Miguel Lanús en el acceso Sur de la Capital provincial. Desde hace un tiempo, un pequeño grupo de aficionados sale a volar, sentados en un carrito de aluminio con motor que cuelga de un parapente. Para hacerlo, cuentan con permiso municipal y concentran toda la atención cuando inflan sus coloridas velas y ascienden ruidosamente al cielo. De hecho, ante el éxito inusual de convocatoria, la dirección municipal de balnearios y deportes evalúa la posibilidad de organizar un encuentro que convoque a otros aficionados de la región. Se trata de un deporte extremo muy compatible con la playa, es habitual ver su practica en los balnearios brasileños, desde donde se ha traído su ejercicio. No obstante, por lo menos aquí , los vuelos están permitidos fuera de temporada en el alto verano. El líder (y un poco el guía de los voladores) es Titi Bruni, quien contó ser un aficionado al vuelo y que en la actualidad practica paramotor “como hobby”. En Posadas no hay escuelas para aprender a pilotear parapentes, pero eso no limita a los aficionados, todas las tardes con buen tiempo (siempre están sujetos al estado de los vientos) -en especial los domingos- se los ve llegar a la playa con una gran bolsa con la vela de su parapente y remontar vuelo con una especie de ventilador grande que les cuelga en una mochila de la espalda.Estos vuelos, desde el llano, deben hacerse en lugares muy abiertos pensando en una posible falla del motor que navega en velocidad crucero de no más de 50 kilómetros por hora. “En ese caso se busca un lugar amplio y vacío y no hay mayores inconvenientes. Esto se puede hacer después de muchas practicas porque la idea es llegar entero al piso”, sonríe Titi pese a estar hablando seriamente, ya que reconoce que es una practica “de cuidado”.“Los paramotores fueron pensados para volar desde un terreno plano o donde no es posible remontar con la sola ayuda del viento”, prosiguió Bruni. “El parapente es vuelo en forma libre desde montañas o colinas, que evolucionó para las zonas llanas, ya que permite elevarse desde cualquier punto en forma dinámica”, relató. Por el puro gusto de elevarseEn invierno, los ascensos en paramotor se hacen a la siesta o cerca del atardecer los días de calor extremo, ya que los rayos del sol producen corrientes invisibles de aire caliente, que suben, desestabilizando el vuelo. Antes de empezar a querer remontar es primordial la ejercitarse en tierra.“Primero que nada se debe aprende a levantar la vela y a lograr mantenerla así por mucho tiempo. Cuando tenés dominio, ésta se infla en segundos y ya estamos volando. Una vela de parapente usada puede valer unos 1.900 dólares en mercado libre. Nuevas se consiguen en fábricas de Brasil; en Argentina no hay industrias de este tipo. Asimismo un motor de segunda mano puede conseguirse desde 3.500 dólares: en una tarde de vuelo el gasto se arrima a los 300 pesos de combustible.“Hay distintos tipos de velas y la diferencia está dada por la velocidad, al principio conviene iniciarse con las más lentas para que los aterrizajes sean suaves”, dice Titi a quien consultan casi siempre por ser uno de los primeros pilotos en practicar la disciplina en la ciudad. “Acá en Posadas el grupo se está afianzando y en la actualidad ya somos un grupo de más de diez que lo practicamos. El acceso Sur es un lugar ideal, no está muy alejado del centro y como varios de los que volamos trabajamos por las tardes, nos solemos juntar a la siesta, cosa de que para las 4 de la tarde ya estamos regresando a tierra”, relató sobre cómo se organizan. “Los que están en vuelo actualmente en la ciudad son para paseos solitarios. Si bien existen los biplaza, aquí volamos de a unos. Las velas -explicó- se compran de acuerdo al peso de las personas; los biplaza son realmente grandes porque vendrían a ser como el paracaídas para dos personas”, comentó. Especificó el piloto aficionado: “El equipamiento (motor) se tiene que comprar de acuerdo al peso de quien va a volar y las velas sí vienen en distintos tipos, más rápidas o lentas según el nivel que tenga el piloto porque algunas serán más dóciles que otras en el manejo”.“A medida que uno va evolucionando puede ir cambiando sus velas, por eso se consiguen a costos accesibles las que se venden como segunda mano en buen estado. Así fuimos empezando todos, con un amigo que practicaba y nos asesoró”, contó antes de volver a izarse por los aires de la playa capitalina.





Discussion about this post