Botín político

Ya un análisis somero del Balance del ejercicio municipal 2015 de la Municipalidad de Posadas demuestra la desaprensión y desparpajo con que se manejaron los recursos públicos el año pasado en su Concejo Deliberante, uno de los dos poderes del Gobierno comunal.No sólo significó un incremento sustancial en cuanto a los gastos realizados de casi tres veces lo autorizado a través de una ordenanza del mismo cuerpo, sino que tuvo también enorme incidencia en la ejecución general del Municipio, que fue superior al 70% de lo estimado en principio.Ello sumado a la problemática de las adscripciones de personal fuera de la casa, que representa alrededor del 60% de sus agentes, con sueldo superiores al promedio de quienes permanecen en ella, es una muestra más de una de las peores caras de la política. Aquella en la que algunos de sus dirigentes toman a la función pública y al Estado como parte de un botín político destinado al reparto de prebendas y privilegios o, en casos peores, para el desarrollo de actividades fuera de lo público, en beneficio propio.Pero no sólo es el resultado de la errónea visión que algunos dirigentes tienen de la político y lo político, sino asimismo de cierta permisividad en las normas que conceden algunas facultades extraordinarias a quienes tienen la responsabilidad de administrar la cosa pública. Ya sea a través de la ordenanza presupuestaria o de la excepción que establece la Carta Orgánica Municipal (COM) en cuando la absoluta prohibición de conceder facultades extraordinarias. Aunque paradójicamente si es posible en materia presupuestaria, de disposición de recursos o readecuaciones, generando precisamente lo prohibido indeseado en el ítem más sensible de la administración pública, como es el manejo del tesoro municipal.Y lamentablemente quien debe realizar un control de ese manejo arbitrario estableciendo las responsabilidades administrativas de cada quien, el Tribunal de Cuentas provincial, se pronuncia generalmente cuando ya los plazos legales han caducado.