El hermoso reordenamiento interno sucede cuando el terapeuta desaparece. Un sinfín de claros y mesetas se presentan mientras el trabajo sigue camino a la completud. No han sido sino las manos, hacedoras de tales momentos, en fusión con la música especialmente seleccionada y el ritmo, las que no se separan, más bien el contacto apacible es el que genera la confianza. Sí hay intercambio verbal aunque no necesariamente uno se involucra en conversaciones serias porque entendemos que se “quiere recibir masaje y no tanto consejos verbales”. Las manos ocupadas suelen cansarse y para que esas habilidades no se desplomen concentramos atención en el arte curativo para transmitirle a una persona vulnerable en camilla la tranquilidad y silencio que estaba buscando. Preparamos una fácil elongación que sirve para comenzar y finalizar cualquier trabajo sea de gabinete, oficina u hogareño: miramos las palmas de frente y dorso, analizar su pulcritud y ver si se puede mejorar con las uñas cortas y limadas. Eliminar las rugosidades y otorgarles suavidad porque son nuestra carta de presentación. Estiramos los dedos abriendo las palmas en toda su expresión, luego juntamos y unimos las yemas de los dedos, al tiempo que los dedos se separan y estiran. (10 veces).Colabora: César Aguirre AyraultTerapias corporales. Masajista californiano.En Facebook: Equilibrándonos Masajes.3764 791631





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