Precisamente una de las mamás de las niñas patinadoras fue quien me presentó a Paola Alcoba, la patinadora artística que enseña en Intaembé Miní. Es una mujer fuerte, cariñosa, de carácter afable y se siente en su voz el amor que tiene no sólo por su profesión, sino también por los niños. “Son la mayoría nenas porque nos cuesta mucho mantener a los varones, pues las nenas son terribles”, confiesa la profesora mientras va dirigiendo pasos, posturas, movimientos. Al principio no eran muchas las alumnas, pero sí influye mucho Soy Luna, la patinadora de moda de Disney, quien incentiva a todas las nenas a hacer lo mismo: ¡patinar!De todas maneras, Paola merece un reconocimiento extra porque enseñando patín salió adelante con sus cuatro hijos, con la ayuda de amigas y de la directora de la escuela 826, Daniela López, “quien me dio un salón en la escuela para que yo dicte clases y cobre un mínimo para poder subsistir. Ella conocía mi historia, mis hijos todos iban a esa escuela y siempre me dio una mano y me acompañó”, recuerda agradecida. Como tampoco alcanzaba y con ganas de dar más, Paola daba clases de patín en la plaza, hace 14 años, “cuando acá en Itaembé no había nada y en la plaza no se podía patinar porque el piso no era muy bueno. Pero igual las nenas hacían el esfuerzo”. Cuando se ama lo que se hace, y lo hacés por el bien de todos pasa lo que ahora cosecha Paola, pues la Municipalidad apuesta a sus capacidades como preparadora para las competiciones y el esfuerzo es de todos, tanto de las mamás y papás como de las alumnas. Algunos patines se prestan, otros se compran usados y poco a poco avanzan con los equipos y los trajes. Mientras tanto, para salir adelante de los sufrimientos emocionales, Paola aceptó la invitación de una mamá para sumarse a las mamis hockey del Capri, y confiesa que “ese es mi gusto, mi tiempo, mi regalo”. Ella es feliz y hace feliz en su mundo sobre ruedas, y lo son sus hijos que crecen llenos de amor. Por Rosanna [email protected]





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