Hemos visto que las personas acuden a las clases de Hatha Yoga para aliviar el estrés, recuperar la flexibilidad física y mental así como el sueño reparador y la alegría de vivir. Pero no es frecuente que alguien reconozca tener alguna adicción y nos diga que quiere liberarse de ella. Consideren lo que me dijo Amalia al tomar su primera clase: “Vengo porque soy fumadora y necesito un poco de respiración” (Imagino lo que estarán pensando ustedes). Minutos antes, por la vereda iba caminando delante de mí una mujer joven con el celu en la mano derecha y un cigarrillo en la izquierda, fumando constantemente y sin sacar la vista del aparatito ¡por más de dos cuadras!Con más frecuencia, en estos tiempos suelen presentarse personas que están sobrellevando un problema de adicción instalado en algún miembro del grupo familiar, como Dora con su marido alcohólico o Lucía intentando todo por su hijo drogadicto. También acudió Lorena, docente de nivel secundario, donde los comportamientos adictivos se observan en edades cada vez más tempranas. Ellas buscaban lo que en el yoga sabían que encontrarían: equilibrio y entereza en lo personal para brindarse positivamente en su entorno; esto sin menoscabar los beneficios de la psicología y de la fe.Y es que las adicciones se producen desde lo más habitual y doméstico, como ciertas golosinas, comestibles, bebidas, cigarrillos, objetos y determinados medicamentos, hasta caer en drogas varias, siempre tóxicas, que generan dependencia. No nos detendremos en mencionar las características y efectos de las diversas drogas, porque esa información es accesible en muchas publicaciones y páginas de Internet, pero queremos resumir lo expresado en el sitio web <a href="http://www.tecnologiassagradas.com/">tecnologiassagradas.com</a>, que describe la adicción como búsqueda y consumo compulsivo de una sustancia, conducta que escapa al control voluntario del sujeto porque hay dependencia física y psíquica de la misma, hasta que la víctima, enajenada, se convierte en esclava de la droga.Esa pérdida de libertad es el elemento central en la adicción, es un viaje casi sin retorno, porque las sensaciones inducidas resultan de una acción tóxica sobre el tejido cerebral que impide el uso de la propia razón y desconecta al individuo de su realidad, hasta que deja de ser quien es. En cambio, “si estás alineado con tu verdadero ser eres autónomo”, como propone el yoga, cuyas técnicas, acompañando otros tratamientos, pueden equilibrar la compresión cerebral y trabajar para reempoderar a la persona alineándola con su ser interno, siempre y cuando la pueda animar el propósito de dejar atrás las adicciones y mantenga regularidad en la práctica.En un sitio similar leemos que el yoga ayuda a mantener un estado mental y anímico de presencia y claridad, mientras que los adictos manifiestan una extrema dificultad para estar presentes, porque su estado es de expectación constante y angustiosa del próximo consumo. En cambio, al estar presente en su reencontrado cuerpo -en la colchoneta-, el practicante disfruta de las técnicas y de la sensación final de relajación y bienestar profundo, mientras en su mente se abren espacios de silencio y paz propicios a la reunión con el alma, en el ahora. Namasté.Colabora: Ana Laborde Profesora de Yoga [email protected]. 4430623





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