Existe una dicotomía en nuestra manera de pensar que nos lleva a considerar la inteligencia y la afectividad como cuestiones separadas. Esta separatividad se refleja en el sistema educativo, como consecuencia, vemos enormes esfuerzos en dar a conocer a los alumnos cuestiones de ciencia y tecnología, dejando de lado el conocimiento de lo que los seres tenemos más próximo, lo que más nos interesa, es decir nosotros mismos y las personas que nos rodean.Las relaciones interpersonales, con los pensamientos, sentimientos y emociones que incluyen conducen a situaciones de mayor complejidad que las que puede llegar a presentar una materia curricular. Ya lo dice Watzlawick en uno de sus axiomas de la comunicación humana: "toda comunicación tiene dos aspectos, uno de contenido y uno de relación en tanto que este ultimo condiciona al primero".Ante un conflicto el sujeto que no fue capacitado en cuestiones referentes a su afectividad, "cuenta con los dedos" y esto implica dejarse llevar por impulsos y emociones sin ninguna reflexión previa, viéndose reflejado en agresiones, respuestas primitivas, inhibiciones, amenazas y hasta actos violentos.Para resolver un conflicto de manera satisfactoria hay que descentrarse del propio punto de vista para contemplar, simultáneamente, otro u otros puntos de vista diferentes y a veces opuestos, lo cual implica en primer lugar un alto grado de conocimiento de uno mismo, ordenar situaciones, separar la persona del problema y distintos "movimientos" que al estar teñidos de la emoción no resultan sencillos. Todo esto requiere de una formación que debe ir precedida o acompañada de un aprendizaje emocional, que brinde al alumno los conocimientos imprescindibles respecto a su propio comportamiento emocional y el de las demás personas. Habituar a los alumnos a reflexionar de manera adecuada sobre los conflictos, procesando y trabajando la fuerte implicancia emocional que suele darse en los conflictos reales, permite la comprensión del problema y la búsqueda de soluciones creativas y mutuamente satisfactorias.No se trata de buscar soluciones inmediatas sino eficaces, teniendo siempre presente que los conflictos no deben considerarse como situaciones excepcionales sino que forman parte de la vida cotidiana y debemos contemplarlos con naturalidad.Al igual que sucede con un problema científico o matemático, resolverlo de manera satisfactoria, permite el progreso de los alumnos ya que habrán aprendido una nueva forma de actuar que los dota de nuevos recursos para la acción reforzando la personalidad en su conjunto.Eduquemos para la paz.Colabora: Valeria [email protected]





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