Leila Kelm tenía muchísimas ganas de pintar, y por eso decidió no contarme que es daltónica. Para los que no lo saben, es una anomalía que afecta a la vista, esa es una condición por la cual, el que la padece no tiene la capacidad de diferenciar los colores. Hay de distintos grados y en el caso de Leila, ella no distingue matices aparte de ver los colores de forma distorsionada. Pero cuando las ganas son tantas no hay barreras, ella se propuso pintar su cuadro así que me contó la situación allí en ese momento en el que empezábamos porque tenía miedo a un no, como respuesta. Cómo podría decirle no a alguien tan valiente como para intentarlo. Me explicó que no la aceptan en otros talleres de pintura porque si no distingue matices no podría hacer un degradé. Nos contó que en la primaria se llevó a rendir la escarapela, ya que ella puso colores incorrectos, y que su condición en realidad fue tomada como un acto de rebeldía.Y ahí estábamos, analizando la situación, y la verdad no resultó tan complicado, organizamos en la paleta la secuencia de los colores que ella debía seguir. Fuimos probando y viendo ante la mezcla de colores donde empezaba a distinguir el cambio. El resultado fue asombroso, pintó el cuadro para su sala, en el color que ella quería, aunque ella lo veía en rojo!Leila desplegó todo su talento a pesar de su pequeño problemita como ella lo llama.De mi parte, emocionada, satisfecha, feliz!!!!SÍ SE PUEDE!!!! Con buena voluntad se logró y las chicas colaboraron en pasarle el color correcto cuando se terminaba, fue un trabajo en equipo.Colabora: Claudia Olefnik. Artista plástica. Responsable del Taller Monarcas. En Facebook. 0376-4720701





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