La última década (la “ganada”, como fue calificada por el gobierno saliente) se caracterizó por una política que subvencionó todos los servicios públicos -transporte, luz, agua, entre otros- excluyendo a la salud. “La actividad médica, en este momento, es prácticamente inviable desde el punto de vista económico y lo más triste es la sordera de las autoridades provinciales y nacionales para resolver esta situación”, enfatizó el director médico del Sanatorio Nosiglia, Luis De Haro.A modo de ejemplo, De Haro recordó que la obra social provincial (IPS) paga a los sanatorios 700 pesos el día de internación, “el paciente internado tiene atención médica y de enfermería, descartables, medicamentos, radiología, radiografía, laboratorio y cuatro comidas diarias… todo por 700 pesos, cuando el valor nacional del día de internación ronda los 2.000 pesos. Así es imposible que los sanatorios privados podamos brindar la atención que corresponde. ¿Porqué menciono siempre al IPS y al Pami? Porque esas obras sociales son las que más afiliados tienen y por ende son con las que más trabajamos”.Obligados a pensar en dólares Y los referentes del Boratti, del IOT y del Posadas consultados coinciden con este diagnóstico y son muy escépticos de que mejore la situación a mediano plazo, a menos que el actual gobierno nacional y provincial apliquen una política de estado que tome a la salud como una sola, con una mirada integral, más allá de que los prestadores sean del sector estatal y privado. “En el sector salud, casi todos los insumos y equipos son importados y por ende su costo es en dólares. Hace un mes, por ejemplo, se rompió una plaqueta del mamógrafo del sanatorio, que es un equipo nuevo, y nos está costando mucho conseguir el repuesto que sale más de 10 mil dólares. Por suerte el equipo está todavía en garantía pero no se consigue la plaqueta en el país. Otro ejemplo, el tubo del tomógrafo que también se quemó el mes pasado (y este no tenía garantías) y cambiarlo nos costó 40 mil dólares (casi 600 mil pesos) y cuando uno se pone a analizar, no sé si lo que sacamos por su uso nos permite amortizar los gastos de funcionamiento. En el mejor de los casos, una obra social paga mil pesos una tomografía y con esos valores es impensable proyectar la compra de un tomógrafo de última generación. Es inviable el crecimiento para el sector privado de la salud, los sanatorios ni siquiera somos candidatos potenciales para pedir un préstamo”, detalló a PRIMERA?EDICIÓN el gerente médico del Sanatorio IOT, Guillermo Vymazal. También De Haro, del Nosiglia, se refirió a la dificultad que tienen para mantener los equipos, “el resonador de nuestro sanatorio está fuera de servicio en este momento… cada vez que se rompe un equipo se nos hace cuesta arriba volver a ponerlo en funcionamiento, porque su reparación es en dólares y los repuestos son importados”.





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