Poco más de sesenta kilómetros separan a la misionera localidad de San Javier, luego de atravesar las aguas del río Uruguay, de Cándido Godoi, un pequeño pueblo brasileño que supo ganarse la atención de propios y extraños por una increíble tasa de embarazos múltiples a lo largo de su historia y sobre el cual se gestaron un sin número de ideas, desde místicas hasta la posible relación con Josef Mengele, el médico alemán al que se le atribuyen experimentos genéticos durante la Segunda Guerra Mundial.Cándido Godoi “Terra dos Gemeos” reza el pórtico que da la bienvenida a un pequeño casco urbano, rodeado de tierras labradas y pobladas de ganado, que guarda en su interior una pequeña colonia a la que bautizaron San Pedro.Y es en este rincón, de unos 4 mil metros cuadrados, al que se arriba transitando doce kilómetros de un camino terrado y estrecho, bordeando precipicios, donde el milagro de la vida quiso que se gesten 44 pares de gemelos.Es este suelo también el que cada dos años espera a los hermanos y sus familias para reunirse en una gran fiesta que, el domingo pasado, los encontró en su décima edición.El predominio de cabellos dorados, rostros particulares y contexturas físicas similares permiten suponer que se trató de una comunidad que supo resguardar a sus pobladores.Migraron pero vuelven cada dos años El presidente de la Comisión Directiva encargada de la organización de la fiesta, Inercio Angst, explicó a PRIMERA EDICIÓN que si bien, principalmente por cuestiones económicas, la mayoría de los gemelos optó por migrar en busca de nuevas oportunidades, bianualmente se dan cita para mantener viva la fraternidad que los caracterizó y posar para los flashes que darán fe de este “fenómeno” que los catapultó a la fama y los convirtió en el centro de importantes investigaciones científicas.Angst aseguró que se originaron tres líneas de pensamiento sobre el alto porcentaje de embarazos múltiples que se presenta en esta pequeña comunidad, una que lo relaciona a la fe, otra a las propiedades de la alimentación y el consumo del agua de esta zona y, una tercera, que la vincula con Josef Mengele.En la voz de un estudiosoPaulo Sthil experimentó en carne propia el compartir el vientre materno con un hermano y dedicó su vida a estudiar este prodigio, al punto de asignar gran parte de su propiedad a un “Museo del Inmigrante”, que con el tiempo se convirtió en uno de los acervos históricos más importantes de la zona sur de Brasil, aseguró que en un radio de cuatro kilómetros cuadrados nacieron 44 pares de nacimientos múltiples, todos bivitelinos, por lo tanto no son idénticos, sin embargo hoy por hoy disminuyó notoriamente el índice de nacimiento de gemelos, por lo tanto se puede concluir en que se trata de una descendencia genética”.Y añadió que se generaron muchísimas hipótesis en torno a este hecho, muchos lo asociaron con el supuesto pasaje de Mengele, “más allá de que no hay nada comprobado y la prueba más evidente es que no existe ninguna relación con un eventual teste o extracción de sangre para estudios en los años en que se sospecha que el médico alemán encontró refugio en América del Sur. Entonces se especuló también con un mineral que supuestamente podría encontrarse en el agua, más las pesquisas llevadas a cabo fundamentan que se trata de un factor genético, lo que explica además el descenso en el número de embarazos múltiples, puesto que la genética trabaja con un ciclo de más o menos cincuenta años.Cinco pares de hermanos E hizo hincapié en que, casual o causalmente, “el origen de la colonia se remite a la llegada de cinco pares de hermanos que arribaron desde Europa, Alemania, Suiza, Ucrania, todos de raza aria o de test blanca y de una región cargada de la posibilidad de gestar embarazos múltiples, entonces los gemelos acreditamos que sea esa la posibilidad más eficaz”.“Soy de descendencia suiza, mi bisabuelo se casó con una alemana y se mixturó con esa sangre, la civilización que aquí se gesta es muy cerrada y no aceptó la presencia del pueblo extraño que pasara eventualmente por esta región”, aclaró.Lo que aleja aún más el posible vínculo con Josef Mengele y el cambio que se produce en la historia a partir del 45, cuando con el término de la Segunda Guerra Mundial muchos alemanes usaron esta región como un corredor para llegar a Argentina o, incluso, permanecer en Brasil. Aunque Sthil entiende que “nuestro pueblo fue muy perseguido por causa de los supuestos sumisos de Hitler que consecuentemente podrían estar escondidos en el sur argentino o aquí para iniciar una guerra desde América del Sur, y que amedrentaba a los americanos vencedores de la guerra, por lo que resulta muy poco probable que este médico haya estado aquí, era muy importante la logística con la que se manejaban como para arriesgarse de esa forma”.Mengele, la hipótesis menos probable“Se especuló mucho esa relación, por tanto me aboqué a escudriñar sobre el tema, en una oportunidad conseguí una entrevista, a través de la Organización de las Migraciones de Buenos Aires, con un ex prisionero de guerra, que ya no vive más, y entonces descubrí que era un corredor de pasaje para Argentina pero en ningún momento Mengele lo transitó, ya que era muy importante la posibilidad de que el fuera secuestrado y preso nuevamente”, aseguró y añadió que “el diario escrito por Mengele está en los anales en Brazilia, con la Policía Federal, entonces no hay registro alguno”. Obviamente los lugareños fueron centro de un sin número de análisis, inclusive de “National Geographic, que probó que Mengele nunca pasó por acá y relaciona esta situación a la genética”, subrayó. Y consideró que “relacionar a nuestro pueblo con la experimentación científica de Mengele es un mero destrato a nuestro pueblo, Jorge Camarasa, el historiador y periodista argentino que escribió “Mengele: el Ángel de la Muerte de Sudamérica”, en el que sostiene que el objetivo del subordinado de Hitler era crear una raza superior y para ello hizo del poblado brasileño un laboratorio humano, utilizando a sus habitantes como conejillos de indias, especuló más con la posibilidad de vender los impresos, que en la historia en sí misma, no estuvo presente aquí para fundamentar sus argumentos”.Por Evangelina Njirjak





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