Cae la tarde y el taller de pedagogía Waldorf prosigue. Repetimos las mismas actividades que realizan los niños en esas escuelas. Danzamos, cantamos, tejemos y charlamos. Mientras lo hacemos me voy enterando de qué se trata esta nueva forma de ver la educación. Siento que no hay necesidad de cerrarlo en algún concepto o definición. No es un método o un sistema educativo; es un arte. El arte de crear, de ser libres. Todos los niños son diferentes y no existe un método para enseñarles a todos por igual. Por eso es muy importante la relación de los niños con su cuerpo y con la naturaleza, algo que, lamentablemente, se va perdiendo al crecer. Ese niño interior que nos va dejando sin darnos cuenta. “Ir al jardín es como ir a la casa de la abuela. No hay separación entre los chicos de tres, cuatro y cinco años. Están todos juntos. Las maestras siempre están amasando, pintando y tejiendo”. Sin quererlo se me hace agua la boca por los ñoquis de la casa de mi abuela. “Los conceptos son transmitidos a través de todos los sentidos posibles: el tacto, la vista, el oído y el gusto” Miro mis manos y tengo una pieza completa tejida en tres colores diferentes. Soy muy torpe para hacerlo, y sin embargo… ahí está lo que para las culturas originarias de México era un amuleto contra los malos espíritus. “A través del tejido aprendemos las tablas de multiplicar, también por medio de la danza. Los niños incorporan conocimiento a través del cuerpo, que naturalmente posee memoria” Siento que no hay nada más hermoso que aprender mientras nos movemos.Llegamos al final del taller introductorio y no soy el único cuyas preguntas se han multiplicado a lo largo del curso. No esperamos a que la cosa finalice y atacamos al Maestro Waldorf con cientos de preguntas y, aunque todas son respondidas, increíblemente siento que quiero saber más. “Los padres son los primeros educadores de los niños, por lo que tienen una gran participación dentro de la escuela, a veces son secretarios, tesoreros y administrativos de la institución”, “Hay escuelas Waldorf habilitadas a entregar títulos oficiales y otras que son auto gestionadas por padres y maestros”, “Hay alrededor de unas treinta escuelas Waldorf en Argentina”, etc.Vuelvo a casa con mucho entusiasmo. Ya olvidé la definición que había intentado memorizar de internet. Mis hijos salen a mi encuentro alborotados y mi mujer viene detrás. “¿Cómo te fue? me pregunta. Les advierto que lo que estamos por hacer puede dejarme en ridículo (nunca fui bueno para bailar). Nos tomamos de las manos, hacemos una ronda y comenzamos a danzar y cantar.“El padre sol, la madre tierra, juntos vida dan. La semilla que en silencio en el surco espera. Vientoooo, vientooo, traenos la lluvia. Vientooo, vientooo, traenos la lluvia”.Colabora: Marcelo De LisioDocente.Cuenta su experiencia en Oberá.





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