Señora Directora: Siempre parto de la misma base: ¿por qué la Capital Federal es beneficiada con todo ingreso, subsidio, etc., y nosotros del interior, que con un sinnúmero de actividades le damos vida a aquella, tenemos que pagar más caro muchas cosas, entre ellas las tarifas de energía? La lógica indica que debería ser al revés: el interior produce, genera puestos de trabajo, cumple con enviar la recaudación fiscal…Allí los superpoderosos sentados a sus lujosas mesas disponen que el 80% es para el estado nacional y lo demás, vestido de “coparticipación”, es para el interior. Y lo hace cuando se le ocurra, ya que siempre los gobernadores deben ir a Buenos Aires para pedir su parte, cuando también esto debiera ser al revés. La recaudación de cada provincia debería derivar lo que le sobra de su presupuesto.Con la energía eléctrica pasa lo mismo. El 92% que genera la represa El Chocón es para la Capital Federal, Ciudad Autónoma de Buenas Aires (Caba); la de las dos primeras turbinas de Yacyretá, cuando entraron en función, fueron todo para allá; y la producción de Atucha I y Atucha II también siguió la misma suerte. El interior que se las arregle. Y en él tenemos a nuestra querida provincia de Misiones, cuya distribución de energía eléctrica está en manos de Electricidad de Misiones S. A. (Emsa) que, durante los 90, no permitió que Eldorado generará su propia energía. Recuerdo que en dos oportunidades el aquel entonteces ejemplar gerente de la Cooperativa Eléctrica de Eldorado (Ceel) Gurtner me dijo: “Nosotros, con nuestra Ceel, no tenemos ningún problema de nada, lo que tenemos y vamos a tener en el futuro es el Sr. Cachilo, porque sabe lo bien que estamos administrando y el quiere ‘apoderarse’ de esto; y lo voy a pelear mientras viva”…Hay muy pocas personas del interior de Misiones, que saben cómo viene la mano, quienes cierta influencia sobre las jerarquías de Emsa y son los que fijan las tarifas.¿Quién paga la estructura lumínica de los accesos a Posadas? ¿Quiénes el alumbrado de la costanera posadeña? Durante los últimos años hemos vivido cataratas de absurdos. Y una más: importa que la población del país tenga que soportarlo.





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